EL EFECTO BOUBA / KIKI

Una tribu primitiva llama a una de estas figuras Bouba y a la otra Kiki, ¿sabrías cual es cada una?







Efectivamente, has acertado. La de la izquierda es Kiki y la de la derecha Bouba. No tiene truco alguno, simplemente es el efecto conocido como "efecto bouba/kiki" descubierto por el psicólogo Wolfgang Kohler en 1929 cuando realizó unos experimentos psicológicos, curiosamente en la isla de Tenerife, aunque originalmente usando las palabras "takete" y "baluba". Los resultaron mostraron una preferencia de llamar "baluba" a la forma redondeada y "takete" a la angular. El blog de Cabovolo tiene estas y otras magníficas historias para compartir.

En el 2001, Vilayanur S. Ramachandran y Edward Hubbard repitieron el experimento con hablantes de inglés y tamil, llegando a los mismos resultados, entre el 95 y 98% escogieron como bouba la forma redondeada y como kiki la puntiaguda. Esto sugirió que el cerebro humano era capaz de extraer propiedades de las formas y los sonidos. Trabajos posteriores de Daphne Maurer han demostrado que incluso los niños de 2.5 años muestran este efecto.

Ramachandran y Hubbard afirman que el efecto kiki/bouba tiene implicaciones sobre la evolución del lenguaje, ya que sugiere que asignar un nombre a un objeto no es del todo arbitrario. La forma redondeada podría llamarse mas comúnmente bouba porque la boca toma una forma mas redondeada para producir ese sonido, mientras que una boca más angulosa, puntiaguda es necesaria para producir el kiki. Los sonidos de una K son más duros y más forzados que los de la B. La presencia de esta asociación entre sonidos y formas sugeriría que los sonidos no son asociados tampoco de forma arbitraria a los objetos y eventos del mundo.

Curiosamente, según un estudio realizado por el mismo Ramachandran y Lindsay M. Oberman, publicado por la revista Scientific American en Noviembre del 2006, las personas que padecen autismo no muestran este efecto y sólo el 60% de las veces coinciden con el resultado típico, mientras que con grupos de gente que no padece autismo se llega al 90%.