Un blog amigo publicó ayer un divertido cuento. Me permito recomendaroslo y animaros a descubrir gente imaginativa.
El 23 de abril de 1596 la tranquila isla de Izaro (Cantabria) recibió una visita inesperada: el temible Pirata y Caballero Sir Francis W. Drake (que había muerto en enero de ese mismo año, confirmando de esta manera que la muerte no es suficiente excusa para que un pirata inglés falte a una cita). Este personaje y sus corsarios desahogaron toda su maldad y furia saqueando toda la pequeña isla y destruyendo el convento que allí se alzaba hasta no dejar piedra sobre piedra, torturando primero y matando después a todos sus habitantes salvo al Padre Prior y a un Monaguillo que se escondieron en una cueva con algunas reliquias y cálices hasta ser encontrados por los filibusteros que, divertidos con la situación, les hicieron bailar desnudos durante toda la noche. Y sucedió que a la mañana siguiente, al partir, los barcos atestados de tesoros encallaron entre las rocas y todos sus tripulantes se ahogaron.
- ¡¡Es un Castigo de Dios!! – lloraban algunos falsos piratas antes de morir, a lo que Drake (tal vez ya muerto) contestó:- Ja ja ja, pero….
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