CIENCIA EN LOS TIEMPOS DEL COLERA

Hace unos meses uno de los mejores blogs de ciencia que conozco publicaba la reseña sobre el libro “El mapa fantasma” de Steven Johnson logrando mi interés de inmediato por lo bien que lo contaba. Mi interés se vió acrecentado cuando conseguí hacerme con él.
La descripción de la propagación del cólera en el Londres del Siglo XIX es magnífica y, tal como señala la reseña del blog, casi un documental.
“Es agosto de 1854 y la ciudad de Londres es una ciudad de carroñeros” . Siempre he pensado que una buena frase al comienzo de un libro es lo mejor para engancharte. Como en este caso.No suelo comentar los libros que leo pero aprovechando que se acerca San Jordi (Día Internacional del Libro ) es una buena ocasión para imitar a Omalaled y Remo y comenzar a hacerlo. Como motivación añadida, una nueva editorial, Ilustrae , tuvo la amabilidad de enviarme su último libro “El mapa fantasma” de Steven Johnson para que lo comentase si me resultaba interesante. Y ciertamente es interesante.

El mapa fantasma es casi un documental sobre la ciudad de Londres (a ratos me recordaba a Azogue de Neil Stephenson) a mediados del siglo XIX. Y sobre la vida de algunos de sus habitantes justo antes de sufrir uno de sus periódicos brotes epidémicos de cólera. Uno muy especial porque permitió identificar por primera vez el origen de la enfermedad y la mejor forma de luchar contra ella. Treinta años antes de que Koch identificase el bacilo del cólera no se conocían ni su origen, ni su forma de transmisión. Pero se sabía que podía matar en días o incluso en horas. La consecuencia inevitable era que la superstición, el miedo y los charlatanes hacían tanto o mas daño que la propia enfermedad. Mientras tanto, las impotentes autoridades discutían sobre si el culpable era el aire viciado, o seguían el ejemplo del jefe médico de la policía que recomendaba utilizar el láudano (un preparado que incluye opio) como remedio eficaz. Una solución que no era descabellada puesto que el opio provocaba estreñimiento y el cólera es una enfermedad que mataba, y sigue matando, por una deshidratación masiva.
En este contexto dos personas, John Show y Henry Whitehead, colaboraron para intentar detener la enfermedad. Curiosamente y aunque John Show era un médico prestigioso, de hecho había actuado como anestesista para la reina, la solución no fue médica. Incapaces de ver el bacilo con los primitivos microscopios de la época recorrieron las casas y hospitales buscando una pauta que les permitiese averiguar como se propagaba la enfermedad. Hacia falta valor para hacerlo cuando la opinión mayoritaria era que el cólera se transmitía por el aire o por contacto. Su persistencia en buscar información, las numerosas entrevistas con victimas y familiares, y el análisis posterior de los datos dio origen a la epidemiología, es decir, al estudio sistemático de la evolución de una enfermedad dentro una población humana para ver como se propaga.

El sencillo mapa de la imagen recogía las muertes según el domicilio de los fallecidos y fue una revolución tan poderosa como la invención de los antibióticos. En el libro recoge este momento con una cantidad de detalles casi abrumadora. Junto a ellos, el autor realiza diversas reflexiones sobre la evolución mundial hacia sociedades urbanas, sus ventajas y sus peligros, con la experiencia de lucha contra cólera como ejemplo. Mi impresión es que las comparaciones son, en ocasiones, algo forzadas pero eso no desmerece la calidad general del libro. Divulgación de gran calidad que es algo que no abunda así que espero que la editorial siga por esa línea. Y, si os interesa el tema, una lectura muy recomendable.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho esta faceta tuya...sin duda lo leeré. Gracias