A quién esto firma, la imputación de Rosa Díaz no le ha cogido en absoluto por sorpresa. Como uno no es sospechoso y en estas y otras páginas ha venido denunciando las prácticas de los impulsores de esta historia, no puede sorprenderme que en una huída hacia adelante, tratando de esconder las cuentas y minutas de las sociedades en liquidación, se lleven por delante a parte del equipo de gobierno. Lo que tampoco me valen son los cuentos ni que a rio revuelto haya pescadores que pretendan apuntarse zarandajas ni milongas de fiscalías. Máxime cuando el torpe pescador es el iniciador de esta historia y quién, a la postre, habrá de justificar el porqué de los hechos y el valor de las cosas. La denuncia contra Rosa Díaz y los anteriores liquidadores la han presentado Servicios Estepona XXI en liquidación y el liquidador que sustituyó a los denunciados bajo la presidencia de David Valadez en la sociedad, éste último cuando ya había sido cesado en su cargo por el alcalde. Y el tiempo dará y quitará razones.
Ahora bien, ¿cuales serán las consecuencias para la estabilidad del gobierno y en consecuencia para los ciudadanos de lo sucedido?; sin duda alguna, nefastas. Desde el punto de vista de un gobierno local, la confianza es la clave de su funcionamiento. Ya sean miembros de un mismo partido político o de una coalición, sentirse arropado y complementado por el vecino de asiento es la única razón para la pervivencia de los acuerdos iniciales y de la tranquilidad del futuro. Lo que ahora sucede, compañeros de partido divididos por la desconfianza y la traición, miembros de un equipo divididos por la antipatía, la falta de eficacia y las rencillas más nímias, es el preludio de un futuro explosivo, si cabe ya mayor estruendo.
Lo de Rosa Díaz es la gota que derrama el vaso. Cualquiera con un mínimo de experiencia en esto habrá tratado de conocer las razones últimas que han podido justificar tamaño desatino. Seguro que no han conseguido dar con la tecla. Se escapa realmente a la razón personal y a la lógica política. Salvo, claro está, que lo que percibíamos desde fuera no ocurriera realmente. Porque la sensación que daban era la de una coalición de intereses políticos muy bien avenida y con la clara intención de llegar al final del mandato de la mano y revalidar, especialmente Rosa, su posición en la esfera política. La ahora víctima de la mano negra del alcalde, por acción u omisión, debe sentirse profundamente decepcionada y con razón. Falta ver cual será su reacción. Porque hay que tener en cuenta que Rosa, en su lealtad al gobierno del que forma parte, ha dejado también heridos por el camino. Los enemigos de Valadez, que son muchos y gran parte de ellos a su pesar, se convirtieron en un problema para ella que ha debido, especialmente los últimos meses, guardar un complicado equilibrio de intereses variados. Y ahora se da cuenta de que ha elegido mal en gran parte de los casos, traicionando o, si la palabra resulta fuerte, decepcionando a quienes apostaron fuerte por ella.
Y en medio de todo esto el ciudadano, que no tiene nada que ver en la historia pero ve como a su alrededor todo se hace más complicado. A los ya consabidos problemas diarios, paro, inestabilidad y todo lo eso conlleva, añade la falta de esperanza en una solución a corto plazo. La denuncia efectuada por este semanal la semana pasada en relación al Plan de Empleo de la Junta no hace más que incidir en el pesimismo. Qué se puede esperar de un gobierno que con diez mil parados en su ciudad no es capaz de controlar que se cumplan las mínimas exigencias para garantizar el bienestar de sus administrados. He podido ver alguno de los correos electrónicos cruzados y he sentido vergüenza ajena y propia al comprobar la falta de sensibilidad de alguna de las personas afectadas. Como también la valentía de quién firmó el informe y la de la persona que lo hizo público aún a sabiendas de la caza de brujas que se ha organizado ya.
Una más de las muchas acontecidas.
0 comentarios:
Publicar un comentario