Mi compañero de tertulias televisivas Gerardo Galán me ha inspirado, con su comentario a mi artículo de esta mañana, la segunda parte del apartado dedicado a la Ley de Murphy.
Recordarán mis lectores, ahí va un extracto, la entrada del pasado sábado titulada "Lavado de cara":
-El concejal de obras anuncia un lavado de cara para el paseo marítimo. Ya era hora, han tenido que pasar más de tres años para que nuestros legítimos representantes salieran de sus despachos y vieran, como el resto de los ciudadanos, la patética situación en que se encontraba de abandono y suciedad uno de los lugares emblemáticos de la ciudad.-
Pues bien, precisamente donde se retira la farola es la zona peor conservada del paseo y lo digo de forma eufemística por ser generoso porque en realidad está destrozado. Y está destrozado porque los propios operarios municipales acceden a la zona con sus camiones, furgonetas, dumpers, toritos y cualquier otro artilugio que se necesite para operar, en lugar de, como en cualquier otro sitio del mundo, prever accesos a la playa que soporten el peso y trabajar desde ésta para no destrozar el paseo. También, digo yo, se podrían cubrir los postes de apoyo de las luces con tacos de goma como hacemos en casa con las sillas, de esta manera no se destrozaria la soleria.
En fin, posibilidades hay muchas, es una cuestión de sentido común y ganas de trabajar, vamos, lo menos frecuente.
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