Están a punto de cumplirse cinco años de la semifinal de la Copa Davis que España disputó en Málaga contra Argentina con victoria in-extremis de nuestra selección.
Posteriormente, en el mes de Noviembre, se disputó la final en Melbourne en la que, lamentablemente, perdimos la que pudo ser segunda ensaladera para España.
Algunos, desde Estepona, tuvimos el privilegio de asistir, por supuesto con nuestro dinero, a aquella final. Aún habiendo perdido, en mi memoria y en la de mis hijas y la de Miguel que me acompañaron, quedan imágenes y sonidos imborrables.
Este, es uno de ellos. Waltzing Matilda cuenta la historia de un vagabundo que acampa una noche al lado de una laguna (billabong), mientras toma un té. Una oveja se acerca a beber agua y el vagabundo la roba para alimentarse. El terrateniente se da cuenta y llama a tres policías para que arresten al vagabundo. Éste, antes de ser arrestado por el robo de una oveja, prefiere saltar al agua y morir ahogado. La canción termina contando que el fantasma del vagabundo puede oírse cantando una canción que invita a los viajeros a bailar el vals con él, es decir, a salir a los caminos con el vagabundo.
Waltzing Matilda se considera tradicionalmente como una canción que celebra el desafío de la gente pobre frente al poder de los ricos y del estado autoritario que protege los derechos de los ricos contra los derechos de los pobres.
Es difícil ponerse en el sitio de quién lo vivió pero la emocionante canción ayuda.
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