Con estas palabras, el entonces Presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro, informaba en la única televisión de España de la muerte del General. El juez Garzón que creo debe tener mis años, al parecer, no se enteró. Ha tardado la friolera de treinta y tres años en enterarse y, para eso, junto con el iluminado de la memória histórica, ha reabierto la memoria de varias generaciones de españoles que habían pasado página en un gran esfuerzo de generosidad.
Garzón, claro, necesitaba ser el novio en la boda y no tengo yo claro que, de no ser por los años transcurridos, no se apuntara a ser el muerto en la fosa si esta fuera de las de dar páginas en la prensa. Vamos, que se hubiera cambiado, de poder, por Federico Garcia Lorca.
Hoy, Grazón, más Grazón que nunca, la ha cagado de nuevo. Como la cagó cuando se presentó a las elecciones por el Partido Socialista, donde perdió su virginidad de independiente para no volver a recuperarla. Como cuando, hace solo un par de años, se negó a preguntarse y preguntar quien dió el soplo en el asunto del Bar Faisán permitiendo la huida de los asesinos etarras.
Garzón ha hecho nuevamente el ridículo pero para esto ha necesitado, otra vez, enfrentar a los españoles. El Consejo General del Poder Judicial le niega ahora un permiso para dar una conferencia en París.
Yo se lo hubiera dado indefinido.
1 comentarios:
Tanto tiempo para superar el dolor y la barbaridad de una guerra entre "hermanos",para olvidar y superar los rencores...para que ahora se vuelvan a levantar como si esto fuera un mérito para la posteridad.
Saludos de la nieta de Dº Juan, que refugió en su casa a mesa y mantel a "Rojos" y " Nacionales" obreros de su fábrica de tejidos en Granada.
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