CONTRACORRIENTE

Los amigos me dirán: haberlo dejado, hombre, total ya ha pasado y Bush se va. Viene una nueva esperanza progresista que nos dará ánimo y optimismo los próximos meses.

Pero que quieren ustedes que les diga. Uno como ciudadano de un gran país, en la mitad de la vida, espero vivir cien años, educado en las costumbres de los sesenta y setenta, no pudo por menos que sentir un nudo en la garganta y una puñalada en el pecho cuando ví esta imagen.

A los de mi generación nos enseñaron a ponernos de pie al escuchar un himno nacional, el que fuera, incluso el de Rusia que en aquellos años estaba muy mal visto. Exactamente lo mismo al pasar una bandera en un desfile institucional. Si, además, hizo usted la mili, diceciocho meses en mi caso, el respeto se tornó más acusado.

Por eso, solo por eso y por las más elementales normas de cortesia hacia quienes nos visitan y comparten nuestras tradiciones yo, tengo que reconocer que a lo mejor en eso soy especial, senti asco. Asco de que un representante electo, nada menos que el entonces líder de la oposición, tuviera aquel detalle de mala educación y falta de respeto hacia la bandera y todo lo que representa de una gran nación.

Por eso entendí que a lo largo de estos cinco años de gobierno socialista de Zapatero nos hayan dado sistemáticamente con la puerta en las narices cada vez que hemos llamado. Por eso, no crean que esto es ser poco patriota, me he regodeado viendo como llamában, ellos, a la puerta del G-20 para que les dejaran entrar y ni siquiera miraban por la mirilla. Por eso, solo por eso, he visto con enorme satisfacción como tenían que arrodillarse y arrastrarse para conseguir una silla y hacerse la foto que ven a continuación. 

La foto que durante los tres años de opositor y cinco de gobernante ni quiso ni pudo hacerse.

La foto que, ahora que nos ha atrapado la crisis económica más grande de la historia de España, por cierto negada hasta que la evidencia en forma de paro y cierres empresariales ha hecho imposible continuar con el engaño, ha conseguido Zapatero, es la foto de la deshonra, de la entrega, de la vergüenza de un líder precario, cobarde y desleal.

Por eso, seguramente por todo eso, me duele la próxima foto. Porque representa el fracaso, la sinrazón, el desconocimiento, el sectarismo, lapobreza intelectual y el engaño. El engaño a un pueblo español que no se traga la historia de Chavez el "Chevere", Castro "el eterno edictador cubano" y el simpático boliviano de jerseys de colores. Los españoles sabemos de sobra que ese no es nuestro sitio. Nuestro sitio está junto a nuestros vecinos de la Unión Europea que tantos esfuerzos costó alcanzar, junto a las grandes potencias donde teníamos hasta hace poco nuestro sitio, no como ahora que tenemos que pedir la silla prestada para acudir.

Por eso me jode esta foto. Porque no está la bandera de mi país en el sitio que le corresponde. Porque los españoles de bien, y los de mal, no merecemos el desprecio que un gobernante patético ha conseguido que nos tengan en el resto del mundo.

Porque un desleal acomplejado ha tirado por la borda en pocos meses lo que otros muchos trabajaron años para conseguir. Y porque los estómagos agradecidos que le rodean lo consienten, animados por el coro de palmeros adictos a la subvención y siempre prestos al aplauso fácil y al gesto ramplón, minutos antes de pasar por taquilla.