LA MAMBA NEGRA




El padre de un amigo le decía, ante situaciones como la que hoy me va a ocupar, que “los tontos arruinan los pueblos”. En ocasiones, también los listos, pero hoy me voy a referir a los primeros. Saben ustedes que uno ha tenido una cruzada personal contra el anterior alcalde de Estepona, el ínclito. Saben también que cuando ocurrieron los hechos de los que hace unos días se cumplió un año, prometí no hablar más de él. Hoy, lo lamento, voy a romper mi promesa. Y lo voy a hacer por alguien al que le tuve respeto y admiración y hoy que, tristemente, no está entre nosotros, se lo tengo más aún si cabe, Luís Ángel Alonso de Linaje y Calzada, Interventor que fue del Ayuntamiento de Estepona. Por él, por María, su viuda, y por sus hijos, por Diego y por Gonzalo.



Otro amigo dice que tengo serpientes en el estómago y, de ser verdad, que no lo discuto, la de hoy es una mamba negra. Verán ustedes, en el año 2007, el hoy innombrable ex – alcalde de Estepona, en uno de sus habituales movimientos jurídicos de venganza contra quiénes denunciaban las irregularidades que se venían produciendo durante su mandato, en este caso el Tesorero municipal, contrató por la módica cifra de veinticinco millones de las antiguas los servicios de una firma de abogados de Málaga - “Otra cosa, el Interventor ha puesto pegas porque dice que no hay pliego y es verdad, pero esto se ha hecho como otras veces, a dedo” ( Tomo VI página 1023)- para presentar una demanda contra un grupo de funcionarios en relación con diversos mandamientos a justificar reseñados en el informe del Tribunal de Cuentas. Otro día les hablaré del curioso e-mail donde se detalla, por parte de una prestigiosa miembra del partido socialista, el procedimiento de contratación y su relación con los beneficiarios del contrato.

Como les decía, en el intento de empitonar a su enemigo y, a las pruebas me remito, lamentablemente asesorado por los perceptores de los veinticinco millones, presenta la correspondiente demanda y se lleva por delante a toda una serie de funcionarios cuyo único delito ha sido aceptar un cargo de forma provisional para colaborar con la administración que les paga. A todos menos, precisamente, a aquel a quién pretendía meter el cuerno por la femoral. Por la sencilla razón de que era el único no competente en esa materia.

El problema es que, ahora, los daños colaterales de la más infecta bajeza moral, van a suponer que Diego y Gonzalo, lo repito para que toda tu vida te persiga su recuerdo, de 12 y 7 años de edad, van a heredar de su padre, además de su hombría de bien, su honestidad y su inteligencia, el enorme problema de demostrar que no son responsables subsidiarios de 39 millones de las antiguas pesetas que les reclaman los designados “como otras veces, a dedo” en nombre de una institución, el Ayuntamiento de Estepona, que mantiene desde hace años una deuda de gratitud todavía no satisfecha con su tristemente fallecido padre. Ni Luis, ni sus herederos, ni Juan ni Paco, son en absoluto responsables de lo que se les acusa, entre otras cosas porque no se trata de alcances contables, sino de discrepancias con el Tribunal en la aceptación de la documentación aportada por los perceptores de los anticipos a justificar. Y quién lo denunció, lo sabía. Pero no le importó. Sus motivos eran, como siempre, espurios. Es decir, bastardos y falsos.

Espero que la actual Corporación tome cartas en el asunto e impida que semejante injusticia se llegue a perpetrar. Y, de paso, haga justicia con la memoria de un funcionario ejemplar, responsable en gran medida del enorme salto cualitativo en la modernización de la administración de este Ayuntamiento y se lo reconozca. Por su memoria, por María, por Diego y por Gonzalo.

A quienes tú, estás a punto de arruinar el futuro.