LA NO-NOTICIA




Esta semana ha sido no-noticia la anunciada en el digital Diariosol.es en relación a las presuntas declaraciones que habría de hacer un concejal desmarcándose de las decisiones del gobierno del que forma parte, con las que no estaría de acuerdo. Cómo sabemos la mayor parte de quienes manejamos información, la no-rueda de prensa se pensaba no-convocar el pasado miércoles y únicamente la filtración de la noticia y el consiguiente cabreo posterior y caza de brujas filtradoras dieron al traste con las declaraciones del interfecto. Hasta ahí, todo perfecto - faltaría más que este medio fuera a hacerle la hoja de ruta al aludido - y que cada palo aguante su vela. Los redactores de Diariosol.es que estimaron que debían anticipar una noticia que tenían por varias partes confirmada, el aludido ejerciendo su derecho a hacer mutis por el foro y el alcalde a llamarle el pasado jueves a capítulo para ver de qué iba la historia. Al parecer en el salón de plenos donde se inició la historia, sólo tenía oídos para la interventora municipal y no se habría enterado. Dicho todo lo anterior, se me ocurre preguntar si los hechos antes relatados han cambiado en algo la desazón del concejal. Si, tras la interrumpida rueda de prensa, ya coincide en sus planteamientos con el equipo de gobierno, le parece ya correcto que la opinión de dos cargos de confianza se anteponga a la de una habilitada nacional o que la considerada tránsfuga por el Comité de Expertos del Pacto Antitransfuguismo se siga sentando a su lado en las reuniones del pacto municipal de gobierno. Es de suponer, en este caso, que sus planteamientos coincidan con el incumplimiento de los acuerdos plenarios y que, como a su compañero Alarcón en el asunto del carril-bici, un informe técnico le baste para saltarse el acuerdo del máximo órgano municipal. De ser esto así, lejos de preocuparse por el resultado de la filtración, debiera felicitarse y los compañeros y colaboradores de Estepona Información debemos estar de enhorabuena. Hemos conseguido que un concejal descontento y disconforme haya visto la luz valadeciana y se sume a las tesis económicas y políticas del "mejor alcalde de la historia de Estepona" en palabras del insigne pensador y nada partidista ni sectario Vicesecretario Provincial socialista, Francisco Conejo. Doble éxito el de esta semana. Perdida, que lástima, con lo que nos gustaba el amarillismo, la condición de "panfleto incendiario" y recuperada la condición plural y democrática, nos convertimos en salvadores del gobierno de Valadez por informar con prontitud y diligencia a nuestros lectores. ! Vivir para ver!

Y, hablando de prontitud y diligencia, daba gusto ver esta última semana a los miembros de la delegación de parques y jardines y los pintores de los viales públicos dejando en perfecto estado de revista la jardinería de las rotondas cercanas al Guadalobón y la señalización horizontal de nuestras principales avenidas. Descartado, por las fechas, que se estuvieran preparando de cara al verano de 2010, habremos de concluir que nuestra delegada de Servicios ha asimilado el concepto de estacionalidad y se está preparando para las avalanchas de los turistas de invierno que, como todos ustedes saben, acuden en masa a nuestra ciudad a partir del 1 de Septiembre. La riqueza de nuestra oferta hotelera y hostelera, nuestro competitivo comercio, el superpuerto deportivo, las zonas de ocio, parques comerciales y temáticos varios y la amplia oferta cultural son, junto a la limpieza y los impuestos asequibles, nuestros principales activos.

Claro que, aún llegando tarde la actuación, se queda corta en relación a la anunciada puesta en marcha de la integración de los trabajadores de las sociedades en la plantilla municipal. No es el momento, la situación está lo suficientemente crispada, para echar más leña al fuego. Pero no les quepa la menor duda que daré mi opinión, con las consecuencias que conlleva decir la verdad en este caso. Y desenmascarar a quienes llevan años tomando el tupé a los trabajadores con el antiguo truco del palo y la zanahoria. Y no vayan a olvidar quién está al otro lado de la hortaliza y se lleva los palos.