La pasada semana este periódico se hacía eco de una denuncia presentada por el Partido Popular en relación a la presunta financiación por parte de Acosol de la campaña del candidato a la alcaldía de Marbella por el Partido Socialista. Los populares ponían de manifiesto públicamente algo que era de todos conocido, la utilización de la empresa pública del agua para potenciar la imagen del candidato marbellí que resultaría un perfecto desconocido para los votantes de no ser por su cargo de liberado en ella. De la misma forma que se hacía en Marbella, Acosol ha venido financiando los distintos medios locales en Vélez-Málaga y Estepona, antes el mensual El Avance - cuya cabecera, señalaban los populares, es propiedad del PSOE - y en la actualidad el Estepona 3.0, también de periodicidad mensual.
La respuesta, en boca del Secretario de Organización socialista, Francisco Conejo, no ha podido ser más inmediata, contundente y desafortunada al encender el ventilador para acusar al concejal de Marbella, Manuel Cardeña, de haber pagado más de 30.000 euros a una empresa, Pasadena Viajes, propiedad del máximo imputado en la operación Gürtel, Francisco Correa, cuando era un currito de la mancomunidad. Y se ha quedado tan ancho.
Conejo, que no es nuevo en esto, yo al menos lo recuerdo ya como Diputado provincial en el año 1999, parece padecer lagunas de memoria. Debe ser cosa de tantos años de dedicación a lo público o, quizá, de no haber tocado nunca lo privado. Conejo debe estar olvidando que el Partido Socialista que con tan escaso éxito dirige, no se ha bajado del gobierno de la Mancomunidad desde ese mismo año 1999. Y que cuando Cardeña era sólo un currito casi menor de edad, el consejero-delegado de Acosol era el señor Rodríguez Leal, prohombre socialista y hasta hace pocos días director general de la Cuenca Mediterránea Andaluza nombrado por la consejería de turno de la Junta de Andalucía. Y el gobierno de la Mancomunidad estaba formado por un tripartito entre PP, PSOE e IU y la delegación de Turismo, precisamente la que pagaba los viajes, no estaba dirigida por el señor Cardeña, entre otras razones porque ni siquiera era concejal de la ciudad vecina. Pero esto les da absolutamente lo mismo al señor Conejo y a Susana Radío porque su único objetivo en esta ocasión era enmierdar la cosa para tratar de llevar al olvido la actuación del señor Bernal, que tampoco es que hiciera nada distinto de lo que viene haciendo su partido allá donde toca poder. Estepona y la campaña de 2007 de la que participó directamente el actual alcalde, son un buen ejemplo.
En otro orden de cosas, no dejan de sorprenderme los rumores que circulan por la ciudad en los que se pone en cuestión la extraña complicidad existente entre denunciantes y denunciados que forman parte de la corporación. He de decir que los primeros rumores, lanzados precisamente en la sección del Infiltrado de este mismo periódico, me llegaron a hacer reír. El asunto, lo que el colaborador llamaba "cambio de cromos" con instancias judiciales, parecía un simple chascarrillo destinado a sembrar confusión y a hacer noticia de lo que no era más que una visión sesgada de un par de apariciones en medios de comunicación que algunos parecen echar de menos. Con el paso de las semanas los rumores y algunas confirmaciones parecen tomar cuerpo. Esta semana la cosa ya ha ido a mayores y se apuntan a hechos, concursos y pliegos concretos con contraprestaciones concretas. En el horizonte, la campaña electoral. En ella, ante el empuje del nuevo candidato de los populares, la imperiosa necesidad de tener protagonismo en unos medios, los públicos, cerrados a cal y canto a la oposición. Y la falta de un medio privado, plural y libre como fue Estival TV en las últimas elecciones municipales, hace extraños compañeros de viaje y necesidad. El tiempo dará y quitará pero no se sorprendan si en los nuevos espacios de debate comienzan a aparecer caras del pasado reciente. Los pactos, el valor de cada concejal electo ante una posible mayoría insuficiente, parecen estar detrás de cada uno de los movimientos.
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