Desde que el 5 de Mazo de 2009, resultara imputado por Baltasar Garzón en el marco de la Operación Gürtel, Ricardo Galeote ha debido pasar un auténtico calvario jurídico, mediático y político. Con ese impulso que da la indignación y la dignidad mal entendida, Galeote olvidó - otros lo hicimos antes - la primera máxima de todo político que pusiera de moda el Nóbel Camilo José Cela, "quién resiste, gana" y formalizó su renuncia. En ese mismo instante perdió el respaldo político y se convirtió en un verso suelto. Los mismos hipócritas que aplaudieron el hecho, Valadez, Conejo, Heredia y lo calificaron de "ejemplo de dignidad democrática" no dudaron, meses después, en ensuciar su nombre e intentar pisotearlo, personal y políticamente, para atacar al recién nombrado candidato a la alcaldía por el Partido popular, José María García Urbano. Año y medio después, si el informe del Fiscal Anticorrupción es favorable, Galeote verá su nombre limpio de toda sospecha y quienes tienen la boca sucia y el corazón aún más, continuarán en la misma senda buscando una nueva víctima de su cainismo político. Un día, esperemos más pronto que tarde, caerán, producto de las mismas artes, probablemente de otros como ellos y, casi con toda seguridad, vecinos de escaño en alguna administración. De producirse la situación anunciada, se dará la curiosa paradoja de que quién lanzó la primera piedra se encuentre al frente del Ayuntamiento con tres imputaciones sobre su espalda, de momento, mientras que quién ha resuelto su desazón jurídica y pasea libre de pecado debe ver los toros desde la barrera política.
Les invito a que hagan lo mismo que yo he hecho esta tarde de viernes. Abran ustedes el digital de referencia, Diariosol.es, señalen en el buscador el nombre y apellidos de nuestro colaborador en las páginas de gourmet y sigan la hemeroteca. Verán un compendio de dislates y acusaciones vanas procedentes de vanos personajes. Léanlos con detenimiento, tomen nota de lo dicho y esperen su reacción. Pajaritos contra corderos a que, de existir alguna disculpa, no se acercará ni de lejos a la insidia lanzada en su momento. Analicen las publicaciones que se efectúen en los distintos medios de comunicación locales, provinciales, regionales y hasta nacionales, Galeote es un apellido con mucho juego, a la espera de rectificaciones, matizaciones o utópicas disculpas. Verán como no encuentran ni atisbo de lo señalado.
Galeote será uno más de los que queden en el camino político por anteponer la dignidad a la resistencia, lugar común del resto de los responsables políticos que pasan por lo mismo que el pasó en su día pero se siguen sentando en los bancos donde se decide el futuro de los ciudadanos de nuestra ciudad, nuestra región y nuestro país. Ejemplos tenemos para llenar este periódico.
Vayan, esta vez por detrás de lo apuntado, mis numerosas discrepancias políticas con el exconcejal, pero, nobleza obliga, debo decir que me alegro profundamente de lo que está, espero, por ocurrir, a nivel personal. En primer lugar por la persona, después por el Partido Popular al que esta noticia le supone un importante empujón en materia de futuro electoral y le separa de manera clara de un Partido Socialista agobiado por los reiterados escándalos que se han producido en su seno en los últimos años. Si esto no fuera bastante, las noticias que circulan en los mentideros políticos sobre los juegos sucios que ya han comenzado a conocerse, no hacen sino anticipar la sórdida campaña electoral que nos espera.
En este marco político se produce la aparición de un nuevo partido, otro más, nuevo de siglas y viejo de contenido, capitaneado por un viejo conocido. A quién se le cuente que, visto lo visto, todavía hay quién tenga el valor de lanzarse a una aventura política y capitanearla le costaría entenderlo. No obstante, cosas veredes, amigo Sancho, que dijera Don Quijote, Juan Manuel Rodríguez se ha lanzado a la arena política. Los mimbres con los que cuenta los conoceremos, seguro, en breve.
Algunos se intuyen, otros permanecen en la sombra.
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