Créanme que mis límites para la sorpresa en este sucio mundo político no tienen fin. Hace escasas semanas, ya dejé constancia de ello en este mismo espacio, fue un asunto personal. Hoy, por las dimensiones políticas, personales y mediáticas de un "pez gordo" como Javiér Arenas, son asunto nacional. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha determinado que lo que llevaría aparejada una sentencia condenatoria entre dos fontaneros, por poner un caso, debe considerarse "parte de la contienda política", "donde la libertad de expresión goza de mayor blindaje frente a reclamaciones judiciales" y "porque la libertad de expresión debe reconocerse con la mayor amplitud posible a representantes políticos y parlamentarios". Añade una serie de argumentos de este mismo pelaje para exonerar de responsabilidad al alto cargo socialista Luis Pizarro y, por si no fuera bastante, condena en costas al líder de los populares andaluces.
"Matón de discoteca" es, pues, una acepción de reconocido, ya, contenido político, con el que se puede adjetivar a un representante público por el hecho de solicitar la disolución de un Ayuntamiento - el nuestro por más señas - en el que medio Equipo de Gobierno estaba imputado en una causa penal, su alcalde ha pasado seis meses en la cárcel y la gobernabilidad, en aquel momento, merecía todo tipo de dudas. Todo un Consejero de la Junta no encontró en el clima de debate político mejor forma de llamar la atención que el insulto barriobajero, la descalificación más soez y la falta de argumentos para dar respuesta a su nula voluntad de solucionar los problemas de una ciudad. Es posible que el equivocado fuera Arenas. Sus padres con mayor motivo por darle una educación que le permite hablar sin insultar, argumentar sin ofender y rebatir sin menospreciar al adversario.
Como dijo el escorpión a la rana, tras picarle en medio del arroyo en la conocida fábula: "no sé de que te sorprendes, está en mi naturaleza". Debe formar parte de la naturaleza y la educación de algunos representantes políticos, en este caso socialistas, la falta de argumentos sólidos y una mínima dialéctica parlamentaria al menos, en lugar de mentes brillantes que den tono al nivel medio parlamentario. Quién opine de otra forma, se maneje diferente, se le entienda al hablar y argumente con criterio y creatividad, hoy, al menos en el partido socialista andaluz, pueden considerarse auténticos "versos sueltos".
Y no crean que nos quedamos ahí. Ya, los exportamos. Vean sino el caso de Gaspar Zarrías y sus acusaciones contra el Partido Popular en el asunto de los controladores. Ha despreciado Zarrías su antiguo look y sus asesores han debido decirle que mejor sin sus lentes de aumento que le dan un aspecto más serio y lo hacen mayor. Claro que, como ya he dicho en más de una ocasión, la zorra cambia de piel pero no de costumbres. Y no ha tardado el inefable centrocampista colchonero de antaño en ponerlo de manifiesto. Ha debido gustarle Madrid y quiere seguir por muchos años. Para eso nada mejor que ser lo peor educado posible. Utilizar, sin solución de continuidad, la mentira, el embuste, el engaño y cualquier otra artimaña del género que se le ocurra. Y hacerlo con publicidad. Que el coro de licenciados en inmundicia por la universidad de la Logse le reirán las gracias, aplaudirán y patearán convenientemente en sus escaños del Congreso de los Diputados.
Al principio creí que todo era producto de la casualidad, de la escasez de vocaciones políticas, de la crisis en educación y valores. Debo confesar mi error. Hoy estoy convencido de que se trata de una estrategia perfectamente calculada. Sólo quienes reúnen estas condiciones naturales pueden ser dirigidos hacia semejante papel institucional. Sólo las víctimas de una cruel y desalmada educación en los quince o veinte últimos años, alcanzan el master. Ellos y profesores como Zarrías, Pizarro o nuestro Centeno, son, junto al ponente del TSJA, ejemplos donde deben mirarse los futuros cuadros procedentes de las juventudes socialistas. Desechos de Logse.
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