Crossroads: Robert Johnson, el primer mito



En los cruces de caminos americanos existe la leyenda de que el diablo se aparece a los aficionados a la música y les ofrece cambiar un alma, la propia claro, a cambio de la técnica de la guitarra y los fundamentos del rock, el jazz y el blues. A tal fin, al caer la tarde, el Diablo instala su mercadillo y comienza su particular apuesta. Robert Johnson picó el anzuelo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Mississippi) y vendió su alma al Diablo a cambio de la inmortalidad musical.

Esta mañana temprano llamaste a mi puerta,
esta mañana temprano llamaste a mi puerta
Y yo te dije: " Hola Satán, ha llegado la hora de partir"
(Robert Johnson: "Me and the devil blues")






Cuando se habla del club de los 27 - mitos de la música fallecidos a esa edad- los nombres son recurrentes. Como la memoria de esta generación abarca exclusivamente a lo que han conocido y los efectos de la Logse han tenido un tremendo y degenerativo efecto en dos generaciones, es entendible que muchos crean que la música empezó en Bono, otros, más arriesgados, en Springsteen y, en el colmo del conocimiento histórico, algunos apunten, incluso, a Dylan. Hasta Brian Jones, fundador de los Rolling permanece en el olvido de la mayoría.
Ayer, en mi entrada sobre Amy, les recordaba a Billie Holiday. Hoy, tras consultarlo con mi oráculo de la modernidad, quiero recordar a Robert Johnson. Un músico de blues conocido como el rey del Delta Blues. Un genio avanzado a su tiempo que apenas dejó treinta títulos ya que murió - fue el primero de la lista - a la prematura edad de 27 años. Johnson fue uno de los pioneros a la hora de dar importancia a la técnica en la guitarra dentro de un mundo del blues más preocupado por la frescura y la improvisación. Su forma de cantar, sus composiciones y su estilo particular e intransferible le han hecho ser referente de tres generaciones de rockeros. Ayer, tras la muerte de Amy, su nombre no apareció en ningún telediario. Apenas los críticos y aficionados de culto recordaron su figura y la influencia de su obra en las siguientes cinco generaciones. Por eso está aquí. Para reparar el error de la memoria y la falta de información y conocimientos musicales de la mayoría de los que oyen, pero no escuchan, música a diario.
Johnson, que perdió a su mujer y al que habría sido su primer hijo en el parto de éste, dejó, además, descendencia tras su segundo matrimonio. Otro bluesman de reconocido prestigio siguió sus pasos en el Delta del Mississippi: Robert Lockwood, fruto de su matrimonio con Esther. Al menos, al diablo le hizo justicia.




1 comentarios:

Anónimo dijo...

Certero y sabio como buen buho.