Gracias, Juana


La semana comenzaba como pensábamos que iba a termina la anterior: una nueva vuelta de tuerca a un asunto rancio y olvidado en la ciudad que pretendía utilizarse como torpedo a la línea de flotación del gobierno municipal y que quedó, dada su escasa consistencia política, en pólvora mojada. Lo que en la plaza de la Misericordia de Pamplona saludan al grito de !pssssssss, petardo! cuando aparece un toro manso, si me permiten la referencia por la coincidencia con San Fermín. El periódico que lo publica, el único que aún le ríe las gracias al inútil que ostentó el bastón de mando los últimos tres años y ha hundido nuestra ciudad en la mayor miseria económica de su historia, era referencia en las últimas décadas, a la par que otorgaba pátina democrática a quienes, con barba los más, lo paseaban bajo el brazo como si de la piedra filosofal se tratara. Yo, sin barba y con pinta, dicen, de pijo jerezano nacido por error en el norte, era uno de ellos.
Treinta años largos más tarde ya no presumo de su lectura. Lo hojeo, más que leerlo, porque siempre me ha gustado comparar la información y su tratamiento, pero ya no me identifico. Hace muchos años que no lo hago. Respeto a sus redactores, algunos llevan el el pecado su penitencia, pero me cuesta mucho ponerme en su lugar, Cuando el lunes, muy temprano, accedía a su edición digital tras esperar sin éxito el fin de semana una noticia anunciada, no pude por menos que sorprenderme. Junto a mi nombre, recurrente y manido objeto del odio del inductor, aparecía el de tres compañeros y amigos. Uno de ellos de larga experiencia política, funcionario municipal desde varios años antes de la aparición de Gil en Estepona. El tercero de a bordo, concejal los últimos cuatro años por el Partido Popular, que nunca ocupó cargo político alguno en aquella época y carece del pedigrí necesario para tal ataque. Y, finalmente, un ex concejal que ha sido elegido por García Urbano para asesorarle en el llamado Comité de Sabios en aquellos aspectos en los que es un reconocido experto. La información, firmada por Juana Viudez, era un nuevo recurso a lo banal con el único objeto de ocupar y preocupar una mañana al gabinete de prensa que dirige, excepcionalmente, Mercedes Períañez. También me aseguran que no es nada personal. Sólo política, miseria política, dirigida desde otras esferas. Tiempo habrá de aclarar conceptos. Cuatro años, como dijo el añorado Juanito, “sono molto longos”.
Lo malo de escribir bajo presión política es que una pierde la perspectiva, le engañan, manipulan y tergiversan la historia. Para mí, el simple hecho de ser incluido en el mismo plano político y humano que D. José López Vázquez, resulta un honor. Para el periódico antes citado, el desconocimiento o la ocultación de los inductores de las circunstancias que concurren en Pepe López, un error de tremenda gravedad. Pepe López, además de ser MAESTRO, así con mayúsculas, desde hace más de cuarenta años, director del Colegio público más conocido de la ciudad, hijo de maestro que, si la Junta no lo impide con su ineficacia, dará nombre a un colegio real en lugar de hacerlo, como hasta ahora, a uno virtual y hermano de un sacerdote comprometido que ayuda en Corea a los más necesitados como misionero desde hace más de veinte años, es, por encima de todo, un hombre bueno. Y así se lo vienen reconociendo sus vecinos desde hace muchos años siguiéndole en todas aquellas actividades que en cualquiera de sus muchas facetas – no olvidemos que es también Presidente de Honor y fundador de las 24 horas Deportivas – organiza de forma generosa y altruista en nuestra ciudad. Por eso, si alguna razón hubiera tenido tu artículo, que tu sabes que no porque dispones de toda la documentación, incluida la denuncia ante la fiscalía por el asunto del presunto machismo, firmada por el mismo cobarde que impulsa el artículo, la hubieras perdido al incluir en ella a Pepe López.
Por eso, por hacerme el honor de colocarme a la altura de un gran hombre, quiero darte las gracias, Juana.  

2 comentarios:

Pilar dijo...

No ofende quien quiere, sino quien puede. Y no siempre lo que algunos escriben como una forma de dañar la imagen de un tercero, logra sus objetivos.
En cualquier caso, es bueno que hablen de uno aunque sea mal. Señal que les preocupa el individuo objeto de sus iras.
Ladran los perros...

SHERRY dijo...

Pues si, aunque la mezquindad y la mala leche es contumaz. La foto que acompaña la entrada lo dice todo.