New Orleans & Batton Rouge



Canal Street


Siempre quise haber nacido en New Orleans. Desde que tengo memoria, salvo la primera infancia, los sonidos del blues en la habitación de Dani, allá por la llamada Calleja de Arna en mi Santander natal, son mis primeros recuerdos musicales. Dani, un personaje que imitaba en sus físico y forma de vestir a Jerry García, el guitarrista de los Grateful Dead, entonces un adolescente taciturno y con dificultades de relación, fue quién me inició en el gusto por los sonidos cultos dentro del panorama del rock y el blues. Además él ha sido, al menos que yo conozca, el único de aquellos finales de los setenta que ha sido congruente con su forma de pensar. Su vida, sana salvo el cigarro perenne, discurre en las antípodas en una granja junto a su mujer, una noruega lo más parecido que he visto a Janis Joplin.
A través de esos sonidos llegué a la cuna del blues y el Rhithm & Blues, sonido también conocido como  New Orleans Blues, un sucedáneo del blues puro. Un estilo caracterizado por la presencia del piano, una presencia frenética en los ritmos, y la proliferación de metales e influencias africanas que solo se encuentran en los autores locales. Gentes tan poco conocidas como Jack Dupreé o Profesor Longhair son claves para entender el movimiento musical en los cincuenta. Quién escuche a Longhair en la siguiente grabación entenderá de forma clara todo lo que ha venido a continuación a significar algo en el panorama musical. 



New Orleans es la ciudad más grande del estado de Louisiana y principal puerto fluvial del río Mississippi. La ciudad destaca por su gran apuesta cultural y la permanente presencia de gentes en la calle inmersos en multitud de actividades culturales. El barrio francés, un ejemplo de arquitectura colonial, conserva el sabor de lo añejo y el olor de los bares de rhithm y jazz. New Orleans es cuna de grandes escritores como  Tennesse Williams y John Kennedy Toole, autor de "la conjura de los necios" a quién dedicaremos un capítulo en breve, e intérpretes como el propio Louis Amstrong. Sin embargo, es su faceta más oscura la que me interesa. Los nights clubs del barrio frances y los pantanos de Batton Rouge, capital administrativa del estado y tras el huracan Katrina la ciudad más poblada, son caldo de cultivo de la cultura criolla, herencia de la ocupación francesa y del vudú, práctica pseudo religiosa de enorme implantación, hasta el punto de contar con el Museo Histórico del Vudú como uno de los más visitados y ser cuna y tumba de la Reina del Vudú, Marie Laveau, que cuenta con un mausoleo en la ciudad. New Orleans es ciudad de esparcimiento y diversión hasta el punto de haber añadido a su bagaje cultural la frase "laissez les bon temps ruler", es decir, "dejad que los buenos momentos duren". Una ciudad que ha incorporado al ceremonial de enterramientos las bandas militares ha de ser, por principio, cuna del hedonismo. Búsqueda del placer y olvido del dolor en una manifestación de precariedad vital en la que lo único importante es el día siguiente.


Vivir o morir, todo es música y ritmo en esta ciudad. Una ciudad que, si por elección personal, la he asimilado a los ritmos del blues es, por derivación de éstos, también la cuna del jazz. La confrontación a finales del siglo XIX de los sonidos que llegaban de Europa con los ritmos negros característicos del blues hicieron derivar lo que en principio era un simple ritmo de baile - el swing - en lo que resultó una fusión espectacular de estilos que dieron en una nueva forma de expresión, lo que comenzó a conocerse como jass o jazz. A partir de estos inicios, el swing como origen, los fraseos que personaliza cada músico y la improvisación como forma de libertad musical son la armadura de que se compone una nueva forma de expresión musical.


Finalmente, escenas que llegan a mi mente, recuerdos de viejas películas de los 50, completan la imagen de la ciudad. Desde " The Jazz Singer", pasando por "New Orleans" de Arthur Lubin, con Louis Amstrong y Billie Holliday, hasta "Cotton Club" de Coppola, han reflejado los misterios y la atmósfera de la ciudad. Una ciudad, un estado, que justifican por si solos la sentencia de Audrey Hepburn en "Desayuno en Tiffanys":


"Dame mi bolsa, por favor, querido. Una muchacha no puede leer este tipo de cosas sin su lápiz de labios."

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2 comentarios:

José dijo...

Si hablamos de música,todos los caminos llevan al blues,y new orleans es blues.
Yo personalmente llegué a esos sonidos a traves de los grandes grupos británicos de mediados de los 60, grupos como John Mayall & the bluesbreakers o los yardbirds de Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page.
Por otro estoy de acuerdo en el atractivo que tiene New Orleans en cuanto a la manera que tienen sus gentes de afrontar la vida. La vida hay que vivirla.

SHERRY dijo...

Pues en eso también estamos de acuerdo.Y no olvides otros grandes grupos como Traffic, Animals o Kinks. Las fuentes son las fuentes donde mana la sabiduría.
Un fuerte abrazo y gracias por tus comentarios.