El primer minuto en Radio Estepona
Extraña semanita la que nos hemos dado. Viernes y lunes que se han venido sucediendo como un día de la marmota cíclico para poner sobre la mesa el debate festivo de todos los años. Los empresarios y parte de la clase política tienen claro que hay que concentrar las fiestas para evitar acueductos como el de esta semana pero uno no tiene las cosas tan claras. Siendo como son catorce las fiestas anuales tampoco parece excesivo problema respetar su celebración en las fechas correspondientes, especialmente en aquellas que por su tradición resulta chocante su traslado. El autentico problema se produce por la diversidad a la que nos han llevado las comunidades autónomas con la modificación de las tradicionales que han llevado a celebraciones estrambóticas y carentes de historia y fundamento, además de aumentar el número de días festivos y a que, en determinadas fechas, medio país esté paralizado y el otro medio funcionando.
Otro de los argumentos utilizados ha sido el cierre de determinadas industrias al resultar más caro abrir y cerrar que el mantenerlas cerradas mientras dura el puente. Se me ocurre, sin ser un experto en la materia, que sería mucho más sencillo llegar a un acuerdo con los sindicatos que permitiera una modificación de los turnos de trabajo de forma que todos los trabajadores pudieran disfrutar de los días festivos sin que la producción se resintiera en exceso. Lo que resulta auténticamente vergonzoso es que, un año más, los empleos relacionados con la aviación tengan que estropear las vacaciones de los ciudadanos que se tienen bien ganado su merecido descanso. Y aquí nadie se preocupa por el coste ni se plantea la modificación del calendario laboral. El gobierno o quién corresponda debe proteger los derechos de los viajeros, vejados sistemáticamente un año tras otro. Esto si es una prioridad clara. El resto es marear la perdiz.
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