Publicado en Estepona Información 14.06.2008
Hay que ver la puntería de nuestros próceres, oiga. Pues no van y eligen la nueva concesionaria del servicio de limpieza y, a los diez días de tomar contacto con la ciudad, ya se han hecho acreedores a una mención, previa a la escoba de platino. No merece menos premio el importante despliegue de medios. La inversión en nueva maquinaria, las nuevas rutas de recogida de residuos, la adaptación a las nuevas tecnologías, el incremento de personal en el servicio –los desplazados no cuentan- y la implantación del nuevo programa de concienciación medioambiental son, a juicio de quien escribe, razones más que justificadas para acercarnos a tan codiciado galardón. El empeño de la responsable de la materia – ¡! hi, hi, hi, nos vamos a Madrid !! - ha hecho posible junto, todo hay que decirlo, a una buena morterada de billetes, la maravillosa noticia. Poco importa que las calles estén llenas de mierda, los contenedores rebosando bolsas amontonadas de cualquier manera, los presuntamente soterrados cerrados con cinta aislante y sin funcionar cinco años y sesenta millones de las antiguas pesetas después, que nuestros campos parezcan una de esas ciudades sudamericanas que vemos en las películas poblados de vertidos incontrolados, nuestros ríos recibiendo lixiviados contaminantes sin control, nuestros campos poblados de construcciones ilegales sin conectar al saneamiento, nuestras playas recibiendo vertidos procedentes de aguas fecales mientras presumimos de banderas azules y escondemos las negras de los grupos ecológicos. Que importa todo esto si nos vamos a Madrid.
Claro que, para no ser tan negativo, hay otra lectura más amable, la de la empresa saliente. Como explicar a los ciudadanos que se le retire la concesión a una empresa y a los diez días y como consecuencia, en teoría, de su trabajo, el Ayuntamiento aspire y se acerque al máximo galardón. Convendrán conmigo en que tiene difícil explicación. Es de suponer que a los antiguos responsables, ahora absorbidos por la nueva concesionaria, se les dará un tratamiento exquisito. Un aumento, tanto de categoría como de salario, que premie sus desvelos. Lo que resultará duro de explicar es que a quién ha acaparado tan grandes méritos se le despache con cajas destempladas y dieciocho millones de euros impagados a la espalda. Eso, o pensar que, una vez más, nos toman el pelo. Que es, en realidad, lo que ocurre. Nos lo toman, como nos los tomaron quienes consiguieron la de plata a cambio de treinta mil euros. Solo cambia el color. Bueno y la pasta que cuesta.
Pero ya que nos han dado la mención, yo creo que debiéramos usarla. Podría servir, por ejemplo, para barrer la incompetencia en algunas delegaciones – casi todas-. Podría, asimismo, barrer los malos rollos del Partido Socialista. Las peleas de poder entre los distintos grupos, las puñaladas traperas, los cerdos y, si me apuran, hasta los sanmartines de cada uno, la prepotencia del ínclito, su cobardía para hacer frente a los problemas. Los incumplimientos de las promesas electorales, de los convenios firmados de los que dependen, entre otras, quinientas viviendas de protección oficial, la falta de noticias sobre el proyecto universitario –un año después de la firma del protocolo, seguimos sin novedades-, podría servir, también, para quitarle el polvo a la oposición silenciosa que permite que ocurra lo que ocurre sin tomar protagonismo de una vez por todas, más ocupados en perseguir piratas que en conquistar botines políticos.
Y, llegados a este punto, cercano al final, me permitirán ustedes y ustedas que les de las gracias por seguirme y hacernos sentir, a mi familia y a mí, miembro y miembras de la gran familia esteponera. Manda carayo, que dijera el gallego.
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