CONTRACORRIENTE

A comienzos de julio apoyé con mi firma el manifiesto por la lengua común con el que Mario Vargas Llosa, Félix de Azúa, Albert Boadella, Carlos Castilla del Pino, Luis Alberto de Cuenca, Fernando Savater y otros intelectuales solicitaban al Parlamento español una nueva norma legal que protegiera los derechos individuales de millones de ciudadanos frente al atropello permanente de los poderes públicos.

Por aquellos días, el profesor y académico Francisco Rodríguez Adrados se sumaba también a la lista de firmantes con un argumento indiscutible: “El español fue lengua oficial porque es lo que entendían todos, hasta los separatistas”.

Esto me recordó que hacia 1986 un político vasco de gira electoral por Cataluña se disculpó así ante los independentistas que asistían a su mitin: “Compañeros, perdonadme que tenga que dirigirme a vosotros en la lengua de nuestro enemigo común”...