EL OLENTZERO






Esta es una entrada de las poco habituales. De las que salen de la úlcera. Para los que vivimos en Andalucía y la mayor parte de España, también en gran parte del mundo, mañana es un día especial. Mañana es Nochebuena con todo lo que de carga religiosa conlleva y, además, para las familias, una ocasión de reunirse y olvidar las grandezas y miserias del resto del año.

Para los niños es uno de los días más importantes del año, junto con sus cumpleaños y el día de Reyes, porque es el día en que Papá Nöel les deja sus regalos. Es día de caras de felicidad, de sorpresa, de ilusión.

En una zona de España, desde hace unos treinta años, poco a poco, de rondón, se viene imponiendo una extraña figura. De la misma forma que se viene imponiendo una historia inventada,  se inventa una una lengua de compromiso -el Euskera Batúa- que no tiene nada que ver con el real pero es más asequible. Además,  no presenta problemas. Si usted no sabe como decir algo, vasquiza el castellano -aireportúa por aeropuerto- por ejemplo. De esta misma manera, a los chicos de esa zona de España los están haciendo olvidar a los grandes protagonistas de la Navidad: Papá Nöel y los Reyes Magos, sustituyéndolos por el Olentzero.


El Olentzero es, a imagen y semejanza de sus inventores, un personaje oscuro. Un carbonero con la cara sucia, ropas viejas y nariz roja por el alcohol que podría perfectamente pasar por uno de los protagonistas de la Kale Borroka o cualquiera de los que toman potes en las Herriko Tabernas de los distintos pueblos de las vascongadas.

En el colmo del despropósito, los cobardes que se niegan a condenar los crímenes de ETA y sus valedores políticos,  acojonados que llevan callando y gobernando treinta años,  pretenden sustituir la procesión de los Reyes Magos por una en representación de este personaje. Sin entrar en mayores consideraciones, algunos olvidan el objeto y origen de estas fiestas. La conmemoración cristiana del nacimiento de Jesús. 

A mi me parece muy bien que se homenajee a los carboneros, profesión dura donde las haya, a los fontaneros o a los apicultores que en caso de accidente son los que lo llevan peor. Pero estamos en Navidad, fiesta católica por excelencia. Invito a mis vecinos del Norte a que celebren el Olentzero junto a sus amigos en cuyo homenaje llevan el pañuelo palestino al cuello, allá por los primeros días de Diciembre, en la fiesta del cordero. Así, algunos de ellos, podrían celebralo en los campamentos de Yemen o de Libia con los futuros beneficiarios de las setenta vírgenes no católicas.

A nosotros, por favor, dejad de jodernos con la pelota.