Resulta bastante frecuente que los árboles no nos dejen ver el bosque. He escrito en esta misma página acerca de diferentes asuntos de personal que se vienen dirimiendo en las últimas semanas. Huelgas de bomberos y policía, estas últimas de manera encubierta y poco clara, retirada de pluses de forma indiscriminada, casualmente entre los grupos más especializados, cabreo generalizado en gran parte de la plantilla, desmotivación, desesperanza, y falta de espíritu de lucha para defender los derechos individuales y colectivos, dicho sea de paso. En una de mis conversaciones a pie de calle, con una buena taza de café por delante, surgió el tema de la desmotivación y, en consecuencia, de la falta de espíritu e interés por el trabajo bien hecho y, ahí, precisamente ahí, es donde se encuentra el error. Porque quien verdaderamente está desprotegido es el ciudadano. Quien paga las consecuencias de la desmotivación es quién acude a las oficinas municipales y ve como su asunto se demora sine die sin la más mínima explicación ni respuesta de la Administración. También el empresario que ve como pasan los meses y no se le resuelven por las buenas, como debe ser, actos reglados y sujetos a normativa. Demoras que hacen pensar, más allá de la duda razonable, si detrás de ellas se encuentra simplemente la ineficacia. Tantos meses hablando de la dimensión de la plantilla, de los costes laborales y sociales, de la generación de ingresos para atender estos costes, de las bajas injustificadas, las presiones coercitivas y se nos ha pasado lo más evidente. Si son tantos como son y cobran lo que cobran, ¿porque motivo no dan respuesta a los requerimientos de los ciudadanos?, ¿porqué el contribuyente que es quién los paga en último lugar debe ser, además, el pagano de sus frustraciones? Creo que es hora de empezar a despejar el bosque de árboles, de empezar a exigir como nos exigen y de que los ciudadanos tomen, tomemos, la iniciativa para que la Administración funcione como puede y debe funcionar.
Puede que sean los mismos árboles los que impidan ver la salida a la precaria situación económica. Difícil, pero no imposible, al menos en tanto en cuanto no se pongan en marcha todas las medidas que, estando en la mente de los responsables económicos, desconozco la razón por la que no se encaran. Unas de mayor importancia, otras de menor, pero hasta el chocolate del loro hay que pagarlo. Hoy por hoy, no se paga. Y la crisis económica, me repito, hace necesario que sea el Ayuntamiento quien revitalice la economía local e impulse el consumo por la vía de empezar pagando a los proveedores. Al menos reconociendo las deudas para que estos puedan negociarlas su financiación con la Banca, vía Instituto de Crédito Oficial. Todo lo que no sea dar facilidades y agilizar es poner piedras en el camino. Asuntos pendientes como el alcantarillado, las sanciones urbanísticas o la privatización de servicios deben dejar de oler a podrido y ponerse sobre la mesa para darles solución. En unos casos de más calado y en otros de menos, todas las anteriores acciones sirven para terminar de cuadrar el balance. Un balance de claro signo negativo será el que se presente ante los ciudadanos en las urnas si no se dan soluciones a estos problemas que, no lo olvidemos, hoy le preocupan más al contribuyente que todos los grandes proyectos pendientes desde tiempo inmemorial.
No significa lo anterior que no se continúe trabajando en la solución de lo que debe suponer el futuro de la ciudad. La localización de una parcela hotelera en la ciudad, la construcción de un superpuerto de verdad, insisto una vez más, un proyecto ambicioso que permita el atraque de barcos de mayor calado para formar parte del selecto club de aquellos que reciben trasatlánticos, solución al tema de los chiringuitos exigiendo instalaciones de calidad, uniformidad en terrazas, mesas y sillas eliminando la llamativa y hortera publicidad, universidad y promoción turística, son parte de las asignaturas que deberá aprobar quién quiera pasar a la historia por algo más que haber jurado un cargo o formado parte de una lista, sea por méritos o por formar parte de la cuota obligatoria.
2 comentarios:
Leo todo lo que dices que hay y queda por hacer, y algunas cosillas más que se han quedado en el tintero, en mi opinión claro, y me dan temblores....¿ Quién puede hacerlo ? No sé, no sé...
No soy muy optimista en este aspecto,lo siento.
Creo sinceramente que no hay políticos a la altura. Y creo , que los que podrían , desgraciadamente para todos nosotros, no estan bajo la tiranía de las siglas.... Una pene,penita,pena...
Saludos de Viernes.
Lo del pene no es intencionado, pero queda gracioso....
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