Saben ustedes que la Monumental de Madrid es la primera plaza del mundo. En ella los carteles son de primer nivel y los espadas de la terna se acomodan tras múltiples encajes, casi como un tetrix, donde los egos y el trasfondo económico son la clave del resultado final. Para que se orienten, a nivel taurino, Estepona es una plaza de tercera, categoría que viene señalada principalmente por las exigencias de nivel del ganado que se lidia. Les he hecho esta pequeña introducción porque algo parecido ocurre a nivel judicial. Las noticias de ayer, jueves, en relación con el auto del Juez Garzón, por cierto para nada de mi devoción después de sus episodios cinegéticos, sitúan a algún conocido cercano a nivel de primera categoría como lidiador. Más aún diría yo, en la línea de toreros de brega, expertos en las llamadas “alimañas”, como se conoce a los toros de Victorino Martín, pues no es menos el Juez estrella, metafóricamente hablando, a la hora de salir de sus particulares toriles en
Claro que, ya en serio, y como en todos los casos salvando la presunción de inocencia, uno se queda ciertamente preocupado por la facilidad con que, de ser ciertos los hechos conocidos, pueden escaparse al control municipal las actuaciones del personal de confianza en el uso interesado de sus facultades delegadas, en consecuencia, de su poder. De nada vale que las cuentas estén auditadas, la contabilidad forme parte de
La noticia de la imputación del concejal del Partido Popular aumenta, si no estaba bastante complicada la cosa, la incertidumbre de la Corporación municipal. Era de sobra conocida la relación amor-odio entre Galeote y Valadez. Relación que ha propiciado acuerdos de importancia, como el convenio de
Tengo la sensación de que las próximas nos llevarán a un claro bipartidismo, quizá solo roto por la consolidación de alguna fuerza que se lo está ganando por su trabajo. Unas elecciones sin gastos de campaña, de pelear el voto puerta a puerta, calle a calle y barrio a barrio. De mancharse las manos.
Mientras esto llega, calienta, Miguel Ángel, que vas a salir. Suponiendo que el riesgo laboral compense.
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