CONTRACORRIENTE

Debía ser así, pero alguno lo de orgánica lo ha entendido por el tamaño de sus órganos. Y, como todos los dictadorcillos de nuevo cuño, para mostrar su poder, utiliza esa curiosa vara de medir que, dime de que presumes, suele ser, en lo que se refiere a su tamaño, inversamente proporcional a la fuerza que pretende demostrar. Porque las gónadas, criadillas o cojones hay que demostrarlas con quiénes tienen tu misma fuerza y posición social o laboral. Lo otro, lo que hoy está ocurriendo, es propio de cobardes, de sectarios y de “pichucas el del muelle”, curioso personaje típico de mi ciudad natal cuya afición revela su nombre.

Me mantengo, aún, en separar la intención de quién dirige de la de los encargados de llevar a cabo los planes establecidos. Creo que a gran parte de ellos le están superando los acontecimientos y se encuentran subidos en un vehículo para el que no tienen ni conocimientos ni aptitudes a la hora de gobernar su destino que, por cierto, es el nuestro. Este plus de confianza está empezando a flojear. Más, si cabe, desde que los propios funcionarios designados como responsables de departamento por sus conocimientos y honestidad – son palabras del Alcalde- son ninguneados, cuestionados, ignorados y, en el colmo del disparate, despojados de sus más elementales derechos como ciudadanos. Eso, Alcalde, está pasando hoy en el Ayuntamiento que tú diriges, con los cargos de confianza nombrados por ti. En tus manos está darle solución o reconocer los errores. Es hora ya de soluciones, ha pasado casi un año y seguimos sin saber nada de los grandes proyectos olvidados y arrinconados, al menos desde lo que los ciudadanos perciben. Y no es que yo crea que cualquier tiempo pasado fue mejor, al menos no los cinco últimos años, que fueron un rosario de desatinos dignos de la mejor selección de la antología del disparate, pero quienes hoy estamos fuera del circo queremos sabes que pasó con la función. Lo de los payasos no hace falta que lo cuentes, están en los primeros párrafos.

Lo bueno que tiene gobernar en Estepona es que cada poco tenemos feria. Este año ya lo tenemos solucionado. Recién llegados de Sevilla – Semana Santa y Abril- nos vamos a la procesión del Santo Patrón, a cuyo término y previo cante de la Salve Rociera, nos metemos en la feria de Julio, continua el Carmen, vacaciones y, tras comprar los uniformes de los niños, cuando nos queremos dar cuenta estamos en Navidad. Y ya ha pasado otro año y en el intervalo nadie se ha preguntado por los contenedores soterrados, los chinguitos, la basura, la deuda, las nóminas, por supuesto ni hablar de superpuerto, universidad, plan general, teatro o parque de bomberos.

Y, veremos, si para entonces has llevado a pleno la dimisión del amigo Ricardo. Que dicho sea de paso, si yo fuera él, la hubiera retirado. Al fin y a la postre, aunque casi siempre fuera de cacho, toreaba. Que ustedes pasen buena feria y mejor resaca.