LA IMPUTACION DE GARZON




A nadie se le escapa que escribir de un juez es harto complicado. Más aún en este caso que se los afila contra los alcornoques. Pero convendrán conmigo en que ya llevaba tiempo mereciéndose que le dieran un poquito de la medicina que otros, muy bien elegidos por cierto, habían probado de su mano.
Porque Garzón, desde su candidatura a las elecciones nacionales en la lista de Felipe González, debió tomar las de Villadiego en la carrera judicial y buscar una salida dentro del escalafón que le alejara de la instrucción de causas.


Es bastante probable que esta querella criminal quede en nada, pero es un toque de atención. Un toque de atención para un juez que se ha olvidado de la verdadera función para la que eligió la carrera y se ha convertido, por mor de su aficción a la política, en un instrumento al servicio de su régimen afín. A muchos nos hubiera gustado que, en lugar de resucitar a los muertos o montar el show mediático a costa de ellos, hubiera continuado con la investigación que inició el juez Grande Marlasca sobre las filtraciones policiales que impieron un glope contra ETA en el asunto del Bar Faisán. Hasta aquí lo que en buena lógica sería una visión normal, pero a mí me parece que aquí hay otra historia.
Yo voy a contarla, a contracorriente como siempre, desde una visión electoral. Y, pura teoría conspiratoria, esto va a suponer un punto a favor de Zapatero para las elecciones europeas. Esta es mi composición de lugar. Imputación de Garzón por asunto relacionado con el certificado de defunción de Franco, cabreo generalizado de una izquierda aburrida y claramente desmovilizada por el fracaso del gobierno en el tratamiento de la crisis económica y los cinco millones de parados, llamamiento a las urnas en plan "No pasarán" y recuperación de la militancia contra la derecha rancia y reaccionaria. Luego, la querella se archiva y ya tenemos la Goma-2 Eco de las elecciones europeas.
Tiempo al tiempo, que el tiempo nos lo dirá.