CONTRACORRIENTE

Antonio, cargado de la mejor intención, pronto se vio cautivo de cargas que le superaban. Cargas que nunca originó, pero que hubo de asumir como propias. Rémoras de cuatro años de gobierno que ni siquiera intuyó. Hoy, estoy por asegurarlo, Antonio, se siente, por fin, libre. Libre de cargas, frase antaño natural, hoy en desuso y, seguro, cercano a su familia. Que Dios le permita disfrutarlo. A él y a los que, por su indefinición y sectarismo, les abruman esas cargas de las que él ha huido.

La continuación comienza al final del Pleno de la Corporación. O lo que sea. Porque, no se si saben ustedes, el acta de la sesión de hoy contemplará la ausencia de dos ediles en la votación de una moción del Partido Popular en la que se solicitaba la disolución del Ayuntamiento. ¿Cabe mayor falta de respeto a los ciudadanos? Seguramente se le quitará importancia, cosas de niñas, pero, por Dios, ¿en manos de quién estamos? ¿A que juegan? Ellas y quienes no pidieron su dimisión de forma inmediata. O el propio Alcalde, que no las cesó de inmediato. Hay errores y errores y este no es un error, es una falta de respeto. Al pueblo, a sus compañeros y, lo que es más grave, a la Institución. Hay quién no termina de entender que son más importantes, en política, las formas que los fondos. O, al menos, por igual.

Por lo demás, si no era bastante la minoría que determinan los números, la aprobación de la devolución de competencias al Pleno, sitúa al gobierno en manos de la oposición. No le arriendo la ganancia al Alcalde Valadez. Claro que, episodios como el del carril-bici justifican sobradamente estas medidas. O la curiosa elección de los expedientes X-trajudiciales. Alejados completamente de la ortodoxia económica y, más peligroso aún, de lo señalado por la Ley. Por otra parte, los ejemplos aportados de deudas más antiguas con otros medios de (La) opinión, reflejan el desconocimiento y la ligereza a la hora de opinar. Bueno sería que alguno se repasara el artículo de la Ley que habla de la prioridad en los pagos o el que señala al único responsable de los mismos en caso de no existir plan que lo modifique, vaya a ser que empiecen a aflorar las demandas por responsabilidades personales y/o prevaricación al efectuarlos.

Y no es que uno haga de abogado del diablo. Es que ya empiezan a cansar las demoras, las mil y una visitas para solucionar actos reglados, el que dependa de Madrid -¿quién es Madrid?- cualquier decisión en materia urbanística.