Publicado en Estepona Información
La cualidad que da título a estos comentarios es la que a mi me gustaría tener para no tener que reconocer, semana si, semana también, que se han vuelto a superar mis límites. Vengo denunciando desde hace unos meses el permanente sectarismo que impera en nuestro Ayuntamiento en materia de personal. No pienso aburriles una vez más con la retaila de amenazas, traslados, retirada de complementos consolidados, denuncias ante la autoridad laboral con el consiguiente coste que pagamos entre todos y otras zarandajas de menor nivel. No, en esta ocasión vamos a rizar el rizo. La última genialidad de la responsable de la cosa es negarle el pan y la sal en forma de licencia por cargo público a una concejal, asómbrense, de su propio grupo político. Por si esto fuera poco ha obligado a la edíl afectada a presentar una denuncia por vulneración de derechos y a poner el caso en conocimiento de la ejecutiva provincial de su partido. Rizar el rizo se llama la estupidez en lenguaje coloquial.
Claro que estas cosas ocurren porque casi nada en este pueblo tiene ya sentido. A lo largo de las últimas semanas los medios de comunicación – exclusiva incluida de Estepona Información- han situado en la picota a la concejal responsable de los hechos antes relatados con motivo de su presunta incompatibilidad en un caso y de las posibles irregularidades en su vivienda familiar en el otro. Como no tengo elementos de juicio en ninguno de ambos casos evitaré pronunciarme sobre la responsabilidad personal de la concejal, pero lo que no voy a dejar es de exigir su responsabilidad política. Han pasado más de quince días en un caso y una semana en el otro y la Sra. Rodriguez Alarcón ha dado la callada por respuesta. Es claro que cualquier ciudadano tiene derecho a la presunción de inocencia en un sistema garantista pero los políticos, como la mujer del Cesar, no solo deben ser honrados sino además parecerlo y, como mínimo, dar la cara y explicar a la opinión pública su versión sobre los hechos. Dice el refranero español que “quien calla otorga” y en este caso como no se produzca una explicación pública convincente la señora concejal quedará en una posición políticamente delicada. No quiero dar ideas pero el sistema jurídico español tiene, ella debe conocerlo mejor que nadie, mecanismos suficientes para proteger el derecho al honor y la propia imágen caso de sentirse vulnerados uno, otro, o ambos. La falta de respuesta en cualquiera de los sentidos por parte de un responsable político es, guste o no guste, una clara demostración de que ha sido pillado “in fraganti” y que su futuro tiene, a corto plazo, fecha de caducidad. Claro que, es de suponer, los miembros de la oposición renunciarán de forma voluntaria a sus salarios del mes de Agosto, con alguna honrosa excepción, tras la constatación de que lo que pasa en el pueblo se la trae al pairo. Que, a estas alturas, sean los ciudadanos los que encabecen las protestas contra el carril-bici y los hechos anteriormente señalados porque los miembros de la oposición se encuentran en paradero desconocido, es prueba significativa de en manos de quién estamos. Gobierno y oposición. Que, a estas alturas, ningún grupo político, especialmente el Partido Popular, haya pedido explicaciones públicas a la Sra. Rodriguez es sencillamente vergonzoso. O algo peor. Quizá, como en el viejo chiste del dentista, la concejala haya agarrado a alguno por sus partes en sentido metafórico y, mirándole a los ojos, le haya dicho aquello de “vamos a no hacernos daño”.
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