Artículo de Opinión en Diario Sol
Les he puesto al corredor de fondo como ejemplo para que se imaginen la situación anímica que puede estar atravesando el alcalde Valadez. Sólo, da igual si consigo mismo o en compañía de otros, por su cabeza sólo pasa lo injusta que es la vida. Cuando había cumplido su sueño - que no llegó como suelen llegar los sueños, despacio, con el bagaje de los años y los actos que conforman nuestra historia, pequeña historia - sino de repente. Más que llegar, te tropezaste con él. Como un aluvión que arrastra y con la complicidad de la debilidad humana que hizo que asumieras retos para los que no estabas destinado.
La ambición, alcalde, la maldita y necesaria ambición política que hace que olvidemos el tan recurrente "Principio de Peter", ha sido responsable de que hayas alcanzado tu máximo nivel de incompetencia. Es cierto que no eres responsable de la situación económica heredada. Pero es indudable que eres corresponsable. En la misma y porcentual medida que aquellos que compartieron contigo el gobierno de Estepona entre 2003 y 2008. De lo que no cabe la menor duda, alcalde, es de que sí eres el responsable de lo que está sucediendo en la actualidad. Te escribo estas líneas únicamente como ciudadano comprometido al que se le da la oportunidad de expresarse. Y las escribo para que en la soledad en la que te encuentras, de la que también es responsable en gran medida tu partido, a nivel local, provincial y, sobre todo, regional, reflexiones sobre los cambios que han sufrido tu personalidad y tus convicciones en los últimos quince meses. Qué te has dejado por el camino y si compensa el coste personal.
Me gustaría que reflexionaras sobre tus actos y las consecuencias que hablar de oídas hayan podido tener sobre la vida de otros. Creo que te debes unos momentos a ti mismo y los tuyos. Nos los debes a todos. Unos momentos para reflexionar sobre el coste de los apoyos políticos, el carril-bici y las isletas del polígono son un buen ejemplo, sobre la imagen de la ciudad ante el resto del país con las tristes imágenes de los telediarios de ayer, la incertidumbre de los trabajadores sin cobrar las nóminas hasta hace un par de días y las expectativas de un peor mañana. Reflexiona sobre la imagen de este verano con los aliviaderos vertiendo aguas fecales sobre nuestras banderas azules, que contradicción, los jardines abandonados, calles sucias, mobiliario urbano abandonado, parque móvil inutilizado. Obras inacabables, otras repetidas, costes duplicados. Acuerdos plenarios sin respetar, como pequeños dictadores bananeros abducidos por el poder. Proveedores en la ruina, sindicatos manipulados. No creo que sea necesario profundizar más.
Esto, alcalde, no es una visión del apocalípsis. Esto es la ciudad al día de hoy. Una ciudad a la que, estoy seguro, quieres y te duele. Como nos duele a todos los que vivimos en ella, que se merece una mínima reflexión por tu parte.
Una ciudad que está empezando a ver como el corredor de fondo se convierte en un boxeador a escasos segundos del K.O técnico.
También en el idioma de Shakespeare
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