Publica Diario Sol que, por fin, los músicos de la centenaria banda municipal esteponera han percibido sus salarios o gratificaciones que, según el cristal con que se mire, veremos, no son lo mismo. No crean que no he dudado sobre el tema de mi último artículo del año. Máxime después de escuchar y leer la rueda de prensa del alcalde sobre los 25 años de paz. O algo parecido, que para los que ya tenemos edad, da igual caudillo más que caudillo menos. Decía que me he pensado sobre la conveniencia de esta reflexión al constatar que la errónea, por ser portador de espíritu navideño la califico así, política de este gobierno en el tratamiento del problema de la banda, ha conseguido lo que ninguno había podido: la división en dos partes de difícil arreglo de los miembros de la misma.
Alguno debió pensarse que inventaba la pólvora cuando inició su andadura al frente del gobierno y se encontró el primer reparo de la Intervención municipal al pago de la, llamémosle así por entendernos, nómina de la banda municipal. Reparo que han venido efectuando a lo largo de los años quienes han ocupado ese despacho por una razón sencilla: no se pueden hacer pagos del capítulo 1 sin una relación laboral y, de hacerse por otra vía, deberán ser tratados como subvención o ayuda a una ¿fundación? ¿asociación? o cualquier otro tipo de agrupación que permita el cobro de subvenciones que, además, deberán ser justificadas a la peseta en el plazo de tres meses. Pero, hasta ahora, quienes hemos tenido responsabilidad de gobierno u oposición hemos mantenido este frente fuera de la discusión política. Nadie ha criticado a su oponente el pago de estas cantidades a pesar del reparo contable porque sabía que cuando ocupase su sitio el otro iba a correr un tupido velo sobre el asunto hasta dar con la solución. Que, les aseguro, no va a ser sencilla y se ha dilatado en el tiempo precisamente por su complejidad, no porque ningún grupo político de los que han ocupado el sillón de mando haya hecho de dejadez en sus intentos de solucionarlo. La diferencia es que, hasta ahora, los intentos de solución han ido paralelos al pago mensual de los haberes de los músicos y de otras partidas para la compra y mantenimiento de los instrumentos y no, como ahora, perpendiculares al sentido común.
Si usted accede a la página web de la banda municipal de Estepona, www.bandamusicaestepona.com, verá reflejadas las profundas diferencias que los músicos mantienen con el alcalde y la recién estrenada como elefante en cacharrería, la tránsfuga del Partido Popular, Silvia Cabrera. Básicamente por dos motivos: el primero y principal que, hasta ayer, llevaban once meses sin cobrar y, el segundo, la sarta de mentiras que, convenientemente adornadas en medios afines, les han venido contando y siguen en ello a lo largo de los últimos meses.
Una vez cobrados los dos salarios de miseria, la pregunta que subyace es el porqué de la demora para terminar pagando por la vía del decreto con informe reparado y, ya puestos, porqué no se paga la totalidad como parece lógico. Pues lisa y llanamente, por miedo. Porque la política en Estepona ha llegado al juzgado y no va a salir de ahí. Porque quien siembra vientos, recoge tempestades. Y esto no ha hecho más que empezar. Imaginen que las denuncias de los músicos, como en Fuengirola, se resuelven a su favor. Nos encontraremos con ochenta nuevos trabajadores municipales, nuevas cotizaciones a la seguridad social y hacienda. Pero también con unas cantidades muy elevadas en forma de sanción y deuda por cotizaciones atrasadas, sin entrar, por no asustar, en el IRPF de los músicos en los cinco últimos años y su posible consideración de cobros en “dinero negro” al no ser declarados en sus rentas. ¿Y los jubilados? ¿Con qué categoría y horario accederán?.
Finalmente y con ánimo de ayudar debieran empezar a reconocer públicamente que el verdadero problema de la banda de música y su división interna es la regulación de la situación laboral de parte de los músicos que a su condición de tales le unen el ser parte de la plantilla municipal, lo que les hace entrar en conflicto de intereses económico e incurrir en incompatibilidad a la hora de percibir salarios o indemnizaciones por dos administraciones. Si, ya se que dirán ustedes que eso no debiera ser problema, que el alcalde no le da demasiada importancia a ese asunto y que, incluso, ha impedido con su voto de calidad en el pleno una investigación en tal sentido a su compañera Cristina. Ya saben, lo repito una vez más: débil con los fuertes y fuerte con los débiles.
Feliz 2010.
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