No tengo la menor intención de hacer del título de esta colaboración algo peyorativo. Es, salvando el paralelismo contrario, una comparación para nada injusta a mi juicio, relacionar el maravilloso espectáculo que Le cirque du Soleil ofrece a sus espectadores con el circo de sombras que Valadez y su troupe ofrecen en nuestra ciudad. El maestro de pista está absolutamente desconcertado y perdido en medio de la carpa, la economía se asemeja un conjunto de pelotitas que debe manejar una equilibrista manca, el urbanismo es un instrumento en manos de un clown que desafina -extraño porque siempre los payasos fueron buenos músicos- y el resto de la compañia funciona a su libre albedrío con un único objetivo: que las fieras al acecho no hagan carne en ninguno de ellos.
Mientras el mecenas del espectáculo, Patronato de Recaudación, sea capaz de sostener la zanahoria que mueve el carro, será difícil que el espectáculo baje el telón. Claro que cada año que avanza hacia el objetivo de 2011 es más complejo acabarlo con éxito. Si llegar a la presentación final en la función del último mes de 2.009 se ha demorado hasta mediados de Enero de 2.010, imaginen ustedes lo que puede ocurrir a mediados del presente curso cuando el presupuesto se agote y los fondos adelantados para cubrir el déficit de 2.009 hayan de restarse del cómputo anual. Paralelamente a la actividad circense, se abren frentes judiciales en relación a los hechos acaecidos en el último año y medio que alguno debió pensar habrían de quedar impunes. El hecho es que todos nosotros, los ciudadanos, verdaderos paganos de la cosa, difícilmente vamos a olvidar que la supresión de tasas no se ha llevado a cabo de forma deliberada al dejarse pudrir en un cajón el acuerdo plenario que lo acordó. No olviden quienes se benefician de la cosa pública, que la situación es jodida a más no poder, en Estepona los parados van camino de las diez mil personas, y las decisiones contrarias a la Ley van a ser perseguidas por quienes, a fecha de hoy, son cuestionados por ésta.
Y no serán los únicos. La fiscalía, como adelanta el documento que publica hoy Estepona Información, ha admitido a trámite la denuncia presentada por el tesorero municipal en relación al pago de las nóminas con los fondos del convenio de la Casa Real Saudí. Por otra parte, tres concejales se han personado en el caso del chalet del ex-jefe de gabinete con lo que, de una vez por todas, los ciudadanos podremos saber si las informaciones publicadas se atienen a la realidad, si el gabinete de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha mentido a los periodistas que le han solicitado información o es el alcalde de Estepona quien, una vez más y van muchas, ha tomado el camino de en medio y ya no se pone ni colorado a la hora de ejercer de muñeco de madera. Que me da a mí, ya se pueden imaginar, que por ahí van los tiros.
Pero no quiero olvidarme del inicio de esta crónica. Al margen de la composición del elenco, lo realmente significativo es el resultado final. A fin de cuentas, un circo es un circo, como un Ayuntamiento es un Ayuntamiento, y se trata de llevar alegría y espectáculo a los ciudadanos. Y ahí es donde las diferencias se hacen más profundas. He titulado circo de sombras, porque son éstas, en contraposición a la alegría del sol, las que hoy envuelven de una triste bruma nuestra ciudad. Quien se de una vuelta por las calles y barrios verá - al margen de las obras más o menos necesarias, mejor o peor ejecutadas, menos y peor lamentablemente- una ciudad triste y abatida. Difícilmente podría ser de otra manera cuando mil quinientas familias no han cobrado sus salarios y otros varios miles dependen del desempleo, cuando no de la caridad de amigos y vecinos. Los comercios vacíos de compradores, la hostelería bajo mínimos y la resaca de los fastos de Navidad hacen que vivamos en una ciudad que, a media tarde, sólo pueblan las sombras y los recuerdos de la que fue. Que no la de los prodigios, pero tampoco sería deseable que terminara siendo la de los pródigos.
Era lo que faltaba.
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