Miren que me lo temía. Nada mejor que anunciar una ausencia para que las circunstancias nos sitúen de nuevo en el lugar del delito. Y, lo que son las cosas, me tengo que alegrar. Más que nada para poner de manifiesto la confirmación de lo que he venido anunciándoles como un ave de mal agüero los últimos tres años. La deuda de Estepona me recuerda el chiste de los estudiantes de selectividad. Uno tras otro, al salir del ejercicio final de matemáticas, contrastaban entre ellos el resultado. ¿A ti que te daba la ecuación, preguntaba el más indeciso?, Infinito, repetían uno tras otro. Finalmente, apareció el vecino de la calle Henao, Bilbao centro, quién enfatizó: “yo he puesto infinito al cuadrado. La verdad es que me daba infinito, pero me parecía poco”.
Como la hemeroteca funciona para todos, y hay asuntos en los que no cabe manipulación ni de consorte ni de con suerte, les pongo entrecomilladas las manifestaciones que el recién nombrado concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Estepona, Antonio Sánchez, hacía el 17 de Agosto de 2008, recién constituido el gobierno municipal resultante de la denuncia de Valadez y Rodríguez contra sus compañeros de gobierno que desembocaron en la operación Astapa: “Concretamente, el Ayuntamiento debe a día de hoy 97 millones de euros, de los cuales la gran mayoría, 65 millones corresponden a los pagos pendientes con la Seguridad Social y Hacienda, a los que el Consistorio adeuda actualmente 42,5 y 22,5 millones respectivamente. El resto, 32 millones de euros, corresponden a facturas pendientes de pago con proveedores.
Se trata de una cuantiosa deuda que desde el gobierno municipal pretenden asumir de manera inmediata. Primero se hará con los proveedores locales a los que se les debe pequeñas cantidades, cercanas a los 50 mil euros. Y es que, según el concejal de Hacienda, Antonio Sánchez, "aunque el Ayuntamiento tiene una situación económica muy difícil", sí hay un pequeño remanente de tesorería. "De ese remanente de tesorería vamos a destinar un millón de euros a pagar a los proveedores", indicó el edil.
Y poco debió parecerle, como al vecino de Henao, a David Valadez la deuda municipal cuando, tres años más tarde, el nuevo responsable, Manuel Aguilar, manifiesta en la solemnidad de una sesión plenaria que la deuda, a fecha de hoy, asciende a 267 millones de euros. Es decir, que si Manuel Aguilar dice la verdad, de lo que no me cabe la menor duda ya que uno lo viene denunciando desde tiempo inmemorial, Valadez habría aumentado la deuda en 167 millones de euros en tan sólo tres años. Pero no voy a ser tan malo, más que nada porque habría resultado imposible. El asunto es más banal. Simplemente, apenas aciertan a sumar y era tanto el nerviosismo, tras su llegada a la alcaldía por la puerta de atrás, que decían lo primero que se les ocurría para salir del paso. Qué más les daba ochenta arriba que abajo si lo más que habían aprendido era a contar hasta cien. Dijeron 97 – supongo que en homenaje a mi bar – como pudieron decir trescientos sesenta y siete o tres mil seiscientos sesenta y siete. Y no abrieron los cajones porque la miseria que escondían era la suya. Y no mencionaron los convenios porque los habían defendido como si fuera Numancia. Y comenzaron la huída hacia delante sin control, dirección ni horizonte. Las consecuencias, no vayan a equivocarse, no las van a pagar García Urbano, Aguilar o Arahuete. Las van a pagar sesenta mil residentes y otros más de cien mil propietarios de segundas residencias que no tienen culpa alguna en la historia. Claro que ésta, la historia, le tiene guardado su lugar a Valadez. Pero aún está por escribirse.
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