Arthur Lee, el gran desconocido

Para muchos, incluidos grandes aficionados a la música contemporánea, el gran desconocido. Para otros muchos, entre los que me cuento, un referente de finales de los sesenta y principios de los setenta y clave con tan solo dos discos publicados en su primera época, para entender gran parte de lo que vino después. Las imágenes que van a ver a lo largo de esta entrada, algunas de ellas pertenecientes a su último gran concierto en el festival de Glastonbury en 2003, cuando la parca en forma de leucemia ya le tenia prácticamente devorado, son un claro referente de lo apuntado anteriormente. 
Arthur, que había salido de la cárcel dos años antes por acumulación de faltas leves, acarició el escenario al atardecer. Su presencia, como la de todo el que se siente diferente, como todos quienes en su vida han renunciado a lo evidente y artificial por mantener su carácter, provocó el silencio de la inmensa campa hasta que rasgueó los primeros acordes de Alone again or, una de las mejores canciones de la historia del rock. Por lo que encerraba en si misma y por lo que significó de referencia para quienes - no olvidemos, en los albores de los setenta - siguieron su estela.




Arthur comenzó su carrera como músico a finales de los años sesenta con un grupo multiétnico, extraño aún en aquella época, en la que la costumbre heredada de las épocas anteriores, las big bands, eran grupos de uno u otro color pero en las que no se había producido todavía la integración multirracial. Arthur en este sentido fue pionero. En aquella época produce y publica su primer disco, Da Capo, al que sigue, en 1967, Forever Changes, considerado un clásico en la cultura rock, para el sello Elektra. Por aquella época, verano de 1966, un grupo recién conformado tocaba a diario en el club Whisky a Go-Go del que era cliente Arthur. Acababan de escribir Hello I love you tras contemplar una belleza negra en la playa de Venice. Arthur quedó atrapado por unos sonidos desconocidos para la época, envueltos en un piano eléctrico Fender que permitía a Ray Manzanek tocar los acordes del bajo con la mano izquierda mientras hacía la melodía con la derecha. El vocalista, Jim Morrison, con una personalidad arrolladora, aportaba las letras y el espectáculo con una voz ya mítica en la historia de la música. Eran The Doors y su primer contrato lo consiguieron gracias a la recomendación que de ellos hizo Arthur Lee al presidente de la compañia Elektra,  Jack Holzman. 
En 1963, adelantado veinte años al despertar del movimiento,  compuso temas que anticiparon lo que después sería la generación punk. Canciones como Stephanie knows who o 7 and 7 Is, su segundo sencillo, son un buen ejemplo.




En aquellos años, Arthur era ya considerado, por delante incluso de Jimi Hendrix, como el primer hippie negro. Por encima de cualquier tipo de diferencia o ego artístico, mantuvieron una excelente relación y colaboraron en distintos proyectos. Además de actuaciones en directo en distintos festivales, Lee y Hendrix, grabaron un extended play en 8 pistas bajo el título de The everlasting first, que contenía cuatro canciones.






No fue alguien corriente Arthur Lee. Su primera experiencia, antes señalada, en el movimiento pre-punk le costó un balazo de un vecino enfadado por el ruido que causaban los equipos. Posteriormente, con el grupo ya disuelto, en el año 1995 fue encarcelado por acumulación de delitos leves. Una condena por posesión de drogas a la que se unieron varios episodios turbios relacionados con armas de fuego dieron con sus huesos en la cárcel con una condena de doce años de los que cumplió seis.
Lee, disolvió la banda original en 1968, en plena efervescencia del éxito, sólo un año antes del Forever Changes y continuó actuando con músicos de estudio bajo el mismo nombre a lo largo de los años siguientes. Llegó a grabar, incluso, un álbum en solitartio, Vindicator, pero perdió o no explotó su capacidad como compositor y letrista. Love, fueron, por encima de cualquier otra consideración, pioneros en el movimiento hippie, sus sonidos, la recreación de la atmósfera que envolvían, supuso un referente en la psicodelia que luego encabezarían lo míticos Jefferson Airplane y que tuvo su definitiva explosión en el festival de Woodstock, en 1969.
Cerramos, de nuevo en Glanstonbury, con otro tema mítico.