En un día en que la económía nos ha dado un nuevo mazazo, me da pereza tomarla con el débil. Normalmente, a lo largo de mi vida, siempre he nadado a contracorriente y así me ha ido en ocasiones. Con el PSOE de Rubalcaba, mi paisano, les recuerdo, no es que no pueda, es que no me dejan. No se quienes serán los asesores del candidato, sus analistas de campaña o los responsables de la comunicación, pero el video de la niña en la escuela privada es un disparo amigo en la propia línea de flotación. Hasta el ministro de Educación, Angel Gabilondo, ha tenido que salir al paso y calificar de desafortunada la elección de la campaña. Que no es solo desafortunada en si misma sino que, a la hora de elegir el colegio modelo para efectuar la crítica, van y lo hacen, previo cambio del nombre, con el emblema del Gobierno de la Comunidad de Madrid, el Instituto de Excelencia San Mateo, donde los alumnos deben tener una nota media de sobresaliente. Y lo hace, precisamente, el líder de un gobierno en el que la gran mayoría de sus ministros llevan a sus hijos a las escuelas privadas más caras de la capital.
Más le valdría a Rubalcaba presentar un programa alternativo y dejar de decir que hará lo que no ha hecho los últimos ocho años mientras era ministro y Vicepresidente del gobierno. Este país ya no cree en el coco y no le valen amenazas de la derechona rancia y reaccionaria. Eso pasó a la historia. Se acabó la guerra civil y algunos, que pretenden cerrar las heridas de los mil crímenes de ETA en los últimos cincuenta años, deben empezar a pensar que eso no es vendible cuando se pretende juzgar lo sucedido hace más de setenta en plena guerra civil. No más dobles lenguajes, no más dobles varas de medir. No más memoria histórica cuando se tiene amnesia reciente.
En relación con esto, ya dí mi opinión hace unos pocos días y no andaba muy desencaminado. Arnaldo Otegui ha tardado poco en enfriar la euforia colectiva de los últimos días. El batasuno, poco dudoso en asuntos de terrorismo, ha enviado una carta desde la cárcel de Logroño en la que se encuentra confinado donde pone de manifiesto la inmadurez de los líderes políticos al dar por finalizada la trayectoria de la banda terrorista. Otegui ha manifestado que la petición de los responsables políticos de “disolución de la banda terrorista”, además de ser un signo de inmadurez, refleja el miedo de los políticos ante el “nuevo escenario político” que se presenta en el país vasco. En su carta muestra su solidaridad con todos los que han sufrido violencia sin, como cabía esperar, mostrar el menor respeto hacía las víctimas ni mostrar diferencia alguna entre éstas y sus verdugos. Otegui continúa su misiva con una pléyade de tópicos nazionalistas, con zeta, lo que pone de manifiesto la trampa que supone el anuncio de la banda terrorista. Un anuncio que apunta al inicio de una hoja de ruta que, con la complicidad de este gobierno, intentará llegar hasta un acuerdo del Parlamento Vasco que apruebe una declaración de independencia.
Al tiempo.
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