El próximo presidente del gobierno ha dejado claro a quién haya querido escucharle que está dispuesto a cumplir su programa electoral y que va a gobernar desde el primer minuto. Y deben entender como gobernar, no lo que señala el diccionario como definición etimológica, sino un claro y decidido empeño en tomar decisiones y asumir la responsabilidad que los ciudadanos le han otorgado. Ayer puso de manifiesto que la reforma laboral es una de sus prioridades, tras las primeras medidas económicas que los mercados y la lógica exigen, y no va a demorar la puesta en práctica de lo contenido en el programa electoral del Partido Popular. Claro está que ha puesto la solución en manos de los agentes sociales, sindicatos y patronal, pero de la misma manera les ha urgido a llegar a acuerdos. En caso contrario "gobernará", es decir tomará las decisiones necesarias para regular un nuevo mercado laboral y una mejora de las relaciones que permita el fomento y la creación de empleo.
Lo que no termino de entender es que algo tan sencillo chirríe de la manera que lo hace, con toda probabilidad porque muy pocos han leído el programa que contenía las medidas. Vamos a recordarlo: " Simplificaremos la tipología de contratos laborales para reducir la temporalidad y dar expectativas de estabilidad, flexibilidad y seguridad a todos los trabajadores y empresas. Reformaremos la estructura y contenidos de la negociación colectiva de modo que cada materia se negocie en un ámbito territorial o sectorial óptimo para asegurar la competitividad económica, la sostenibilidad del empleo y la unidad de mercado. Tendrán prevalencia en cuestiones salariales y condiciones de trabajo los convenios o acuerdos de empresa que pacten los empresarios y los trabajadores". No se a ustedes pero a mí, sinceramente, me parece impecable la propuesta. Quién no quiera llegar a acuerdos en este sentido únicamente puede buscar mantener sus privilegios, nunca el bienestar de los trabajadores. A buen entendedor…
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