Publicidad miserable





El primer minuto 16.11.2011


Aburrido de la prima de riesgo, las hipotecas subprime, el diferencia de la deuda y la campaña electoral, voy a referirme hoy a un asunto que lleva semanas dando que hablar y que ha puesto de manifiesto la solidaridad de un país al mismo tiempo que su hipocresía. Me refiero, por si no lo han adivinado, al asunto del programa La Noria y la doble moral de quienes se han aprovechado sistemáticamente de la miseria intelectual del cutrerio televisivo de nuestro país para darle la espalda cuando han visto que había traspaso una linde que bordeaban desde hace meses.
No creo que sea sospechoso de no expresar claramente mi opinión, de hecho hace un par de semanas manifesté mi opinión sobre el asunto de Marta del Castillo con claridad meridiana en este mismo espacio, pero este asunto de la publicidad de La Noria en relación a la entrevista con la madre del Cuco, me da mucho que pensar. Ayer, WC Net, el último anunciante que les quedaba y, según el último chiste que circula en la red, el único que justificaba la inversión, dejó de patrocinar el programa. Es decir, los anunciantes que a lo largo de los últimos años han contribuido de forma lamentable a la financiación de un programa basura en el que se han dado sobradas muestras de mal gusto y descarado sectarismo, tiraban por la calle de en medio y se rasgaban unas vestiduras para dejar caer al abismo un programa seguido de forma mayoritaria por la audiencia en aras de un supuesto control de la  libertad de expresión.
Y a mí, que me repugnan el Cuco y su puñetera madre, me da pánico que la libertad esté en manos de quienes se aprovechan de ella de forma descarada con el único objetivo de los índices del Share y las previsiones de audiencia para la próxima semana. Me da grima Jordi González, ténganlo claro, pero me dan más grima quienes lo han manejado a lo largo de los últimos años, han llenado los bolsillos con sus miserias y ahora, después de dejarlo caer sin el más mínimo rubor, se ciscan en su indignación y en sus alegatos en favor de una libertad que no ha respetado jamás. 
Miedo me da quién ocupara su lugar en el fango televisivo.