TRADICIONES SECULARES





El primer minuto 02.11.2011

Hablando de tradiciones, se acuerdan de cuando, de pequeños, íbamos llamando de puerta en puerta y al abrirnos la vecina le decíamos aquello de ¿truco o trato? Yo, tampoco.
Esta historia de los muertos vivientes, el Halloween que le dicen los guiris, está teniendo un éxito enorme en nuestro país. Cierto es que, en absoluto, como representación de la tradición que los irlandeses exportaron al nuevo mundo y los americanos hicieron suya tras la Gran Hambruna irlandesa de 1840. Al contrario, en mi opinión, para los españoles, esta celebración pseudopagana no tiene nada que ver con las tradiciones celtas, ni con la apertura de la puerta que separa el mundo de los vivos del de los muertos. Para nosotros, latinos de alma caliente, sólo es un adelanto del carnaval y un motivo más para tener un día de fiesta nocturna añadida a las que ya gozamos con profusión. Sería inimaginable de otra forma entender los atuendos y disfraces que hemos podido ver en nuestras ciudades a lo largo de este último fin de semana y tratar de enlazarlos con el significado de la celebración que los debiera justificar.
Menos mal que, alejados de las zonas de ambiente, los cementerios han recobrado la normalidad y las gentes de bien han continuado con las tradiciones seculares honrando a sus difuntos. Créanme que algo que nunca ha sido costumbre en mi vida - confieso no haber acudido jamás a un cementerio el 1 de noviembre y haberlo hecho lo estrictamente necesario el resto del año - se convirtió este fin de semana en una satisfacción al contemplar como se conservaba la tradición histórica y católica. Uno tiene la sensación de estar invadido por tradiciones ajenas y asistir sin poder evitarlo a la pérdida de los referentes que mantenemos desde niños. No me niego a compartir lo positivo de los nuevos tiempos, tampoco a hacer mías las costumbres de otros países que sus ciudadanos aportan a nuestra cultura pero, si me lo permiten, me niego a que tanta avalancha de novedades termine por acabar con los recuerdos y las costumbres de nuestros antepasados.  
Por cierto, para noche de brujas, la última. Hundimiento de las bolsas, las primas de riesgo española e italiana disparadas y, a pesar del optimismo de la ministra Salgado, un país en recesión. Esto si que son muertos vivientes.