Imperativo legal






El primer minuto en Radio Estepona

Ayer hubo un titular que me hizo mucha gracia: "Amaiur viene a Madrid con la mano tendida al PP para lograr "una paz duradera". No me digan que no tiene gracia. Lo hicieron al mismo tiempo que juraban, en euskera y castellano, la Constitución "por imperativo legal". Una fórmula, aceptada por la presidencia de la Cámara, que también utilizaron otros parlamentarios de grupos como Ezquerra Republicana e Izquierda Unida. No tengo nada claro que esta permisividad contribuya a la normalidad. En primer lugar porque me parece que roza lo ilegal desde el punto de vista jurídico y, después, porque es un argumento a utilizar a posteriori para justificar la aceptación de unas reglas del juego democrático con las que no se está de acuerdo pero cuyo uso, no se engañen, viene muy bien para conseguir objetivos políticos y económicos. No sé como no se le ocurrió la misma fórmula al diputado recién electo por UPyD, Tony Cantó, quién, de esta forma, podría haber aceptado el iphone, el I-pad y el Plan de Pensiones también por imperativo legal como ha hecho el malagueño Alberto Garzón, incluido en las listas de IU como representante del movimiento del 15-M, quién ha hecho unos curiosos juegos florales para aceptar los dispositivos y el plan de pensiones que lleva aparejado la condición de diputado nacional.
Y, para juegos florales, otra vez Amaiur, grupo que ha utilizado una treta legal para obtener grupo parlamentario propio: uno de sus diputados, el único que no alcanzó el 15% mínimo exigible, no ha tomado posesión, por lo que la mesa de la Cámara deberá responder a su petición con un grupo de seis diputados que sí cumplen las condiciones estipuladas. El séptimo decidirá a posteriori, tiene tres plenos para ello, a que grupo se acopla cuando ya no haya posible vuelta atrás.
Y es que, ya saben, quién hizo la ley...