Aunque ya han pasado más de 24 horas, aún no hemos terminado de asimilar el resultado del 38 congreso socialista. Y no por el resultado, ni por el vencedor, sino por la constatación de que, más de cien años después, la democracia interna sigue sin instalarse en los partidos políticos. En uno y en otros, que esto no es exclusiva de nadie. Si dura había sido la batalla pre-congresual y más dura aun la noche en que se fraguaron las alianzas de última hora y los pesos pesados consiguieron volcar el resultado, no la ha ido a la zaga la negociación para la conformación de la nueva Ejecutiva federal que solo se ha visto apoyada en un 80%. Ahí, cuentan quienes estuvieron cerca para contarlo, se produjeron todo tipo de presiones, amenazas políticas y tráfico de influencias en el interior del partido. González que llegó a preguntar por Griñán con un despectivo ¿Ese quién es en el partido? ha debido tragarse como le arrebataba la presidencia a Chaves como consecuencia del peso del partido en Andalucía y la amenaza de Chacón de hacer valer su 48% largo para romper la unanimidad.
Que nadie se haga líos. Chacón resurgirá de esta derrota y resurgirá más fuerte, entre otras razones porque cuenta con un apoyo elevado y tiene el tiempo por delante mientras Rubalcaba solo puede aspirar a encontrar un candidato que genere esperanzas para el 2015. Y no va a ser fácil, al menos no se observa en el horizonte. Quienes tenían posibilidades han salido muy quemado de esta experiencia y les espera el cobrador del frac para ajustar las cuentas. Ünicamente Pachi López pudiera dar el perfil y no tengo yo nada claro el asunto. Máxime si, como es previsible, pierde el cargo en unos próximos comicios ante el avance de los nacionalistas de PNV y su más que probable pacto con los extremistas de Bildu.
La otra opción, la apuntada por Pedro J en su carta de ayer, simplemente no quiero ni planteármela.
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