9000 puestos de trabajo diarios destruidos. Un auténtico drama social que pone de manifiesto que las medidas tomadas por el gobierno socialista en materia laboral no han surtido efecto y sólo el despido sirve como medida de ajuste. Cada día se hace más necesaria una reforma laboral en profundidad que devuelva la confianza a trabajadores, patronal y sindicatos. Sólo de esta forma podremos encarar la crisis y daremos los primeros pasos para sortearla.
Puede parecerles increíble pero, aún con todo lo caído, ayer fui capaz de encontrar un atisbo de esperanza en el futuro. La crisis que atenaza a la banca, las altas provisiones que deben dedicar para sanear sus balances y bajar la tasa de morosidad, van a permitir que muchos españoles tengan la posibilidad de acceder a una vivienda digna en propiedad a precios de hace dos décadas. Aunque parezca incongruente que una bajada de precios en la vivienda pueda traer efecto positivo en la economía, lo cierto es que la banca necesita liberar sus balances de una vez por todas y la construcción dar salida a las viviendas terminadas y a punto de terminar. Esto último no será posible en tanto en cuanto la banca no dé salida a sus stocks haciendo una competencia imposible de superar al condicionar la financiación a la compra de sus productos. Con todo, la clave de la baja en el precio de venta, además de a las exigencias del Banco de España, es debida a la incidencia que la alta morosidad tiene sobre los informes de las empresas auditoras y la vinculación que una baja en la calificación de éstas tiene sobre la cotización en bolsa. Es decir que lo que no va en lágrimas va en suspiros y, Dios mediante, por una vez el beneficiado será el ciudadano de a pie. Sin que sirva de precedente.
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