El
ciudadano Garzón continúa con su particular Akelarre. Ayer, las
brujas que conformaron su baño de masas fueron la presidenta electa
de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner y Hebe de Bonafini,
máxima representante de las madres de Mayo argentinas. Garzón,
eufórico, se daba un baño de popularidad en el balcón del palco de
honor del Congreso argentino recibiendo los aplausos unánimes de los
diputados y público asistente. Curiosa forma de homenajear a la
democracia la de los políticos del país hermano faltando al respeto
al Tribunal Supremo de nuestro país, que, por cierto, no sólo tiene
una reciente historia democrática más consolidada y antigua que la
de Argentina sino que, además, ambos países hemos compartido una
negra etapa y no por ello desde aquí se han insultado sus
instituciones a pesar de una reciente historia económica y social
para olvidar..
De
la compañía elegida poco más queda añadir. Hebe de Bonafini, se
cubrió de gloria cuando faltó al respeto a las asociaciones de
víctimas del terrorismo españolas al denunciar "detenciones y
torturas entre quienes luchan por la libertad en el País Vasco"
en la página web de las madres de los presos etarras con un olvido
absoluto de las mil víctimas de los asesinos que homenajeaba con su
denuncia. PP y PSOE denunciaron al unísono al personaje sin que por
su parte se atisbara el menor síntoma de arrepentimiento. La
presidenta, por su parte, otra amiga de nuestro país, que ha estado
a punto de nacionalizar Repsol-YPF, la petrolera española, ha sido
la anfitriona del prevaricador. No se porqué, me da en la nariz que
esto será, en breve, un nuevo gatillazo a los que nos tiene
acostumbrados el ya, definitivamente, ex-juez estrella.
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