"Después de la batalla", óleo de Giuseppe Pinacci
Quinientos
mil millones de euros es la cantidad que el Banco Central Europeo va
a poner a disposición de 800 entidades bancarias europeas a un
interés preferencial del 1 % para garantizar su liquidez. Sin
embargo, nada garantiza que esta medida suponga ni por asomo que la
situación de los ciudadanos vaya a mejorar porque no se garantiza
que el dinero vaya a fluir para fomentar el consumo sino que lo
previsible es la compra de deuda especulativa para obtener el
diferencial de tipo de interés y los bancos llenarse los bolsillos
sin ningún tipo de riesgo. Es decir, que los emprendedores, los
empresarios, la pequeña y mediana empresa o los autónomos, ven como
quién les niega el pan y la sal del crédito llena sus bolsillos por
prestar a elevado tipo de interés dinero con destino a la
especulación. Es decir, lo contrario a las buenas prácticas
históricas de la banca y a sus propios códigos éticos. Vuelve la
gran banca al viejo recurso de sacar el paraguas cuando hace sol y
esconderlo cuando llueve.
Mientras,
los gobiernos de los países más necesitados se esfuerzan en casar
las cifras de acuerdo con el guión establecido en la U.E. Un guión
que deberá poder adaptarse a las necesidades individuales de cada
país ya que sería inconcebible que quién no logra alcanzar el
límite acordado de déficit, a pesar del cumplimiento de las medidas
correctoras y del esfuerzo que exigen a los ciudadanos, pueda ser
sancionado con multas que su economía no puede soportar. Entre tanto
las que eran compañías de bandera en la economía de nuestro país
se desmoronan en bolsa, las compañías eléctricas presionan para la
subida de unas tarifas ya inasumibles por el ciudadano y los
sindicatos, en un ejemplo de deslealtad institucional, tratan de
movilizar la calle contra un gobierno que ha puesto sus engaños al
descubierto y amenaza con ponerlos en el sitio que merece su
pasotismo y compadreo subvencionado de los últimos años.
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