"Las administraciones públicas no son instrumentos de contratación". Las palabras de Cristobal Montoro, dentro de lógica más absoluta y con las que nadie no puede estar de acuerdo, han servido al diario El País para lanzar una soflama electoralista, evidentemente contraria a los intereses del Partido Popular de cara a las elecciones andaluzas. No tengo yo nada clara la postura de este periódico tras la información publicada ayer. ¿Defenderá el enchufismo, la falta de control sobre la productividad o no le habrá gustado, quizá, que Montoro critique al funcionario pintado históricamente cruzado de brazos?. He leído y escuchado las palabras del Ministro de Hacienda y estoy absolutamente de acuerdo con ellas. Yo y cualquiera que haya trabajado en la empresa privada, esté acostumbrado a la competitividad y a trabajar sin descanso para levantar el negocio del que vive tu familia. El País y su columnista, por el contrario, tratan de poner al funcionariado en contra del partido en el gobierno y me da a mi en la nariz que no les va a salir bien.
Hoy por hoy, el funcionario, el contratado laboral o el interino tienen claro que han de defender su puesto de trabajo con uñas y dientes. Que la situación de unas administraciones arruinadas no permite jugar con la productividad y la competitividad. Que el administrado exige eficacia y buen servicio. Y el que no lo vea formará parte de esa raza de funcionarios que Montoro llama de "brazos cruzados" a los que nadie echará de menos. Los primeros los administrados que son, al fin y a la postre, los que los pagaban los sueldos por cruzar los brazos y no están dispuestos a hacerlo un día más. Después sus propios compañeros que ven como la amenaza se cierne sobre el conjunto por culpa de quienes de forma insolidaria los pone a los pies de los caballos de la impopularidad. Era hora de que alguien hablara claro aunque, vista la experiencia y la historia, tengo serias dudas de si lo entenderán.
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