Invercaria




"Todos los que están por encima de mí saben lo que hay en Invercaria". Con esta frase demoledora, Laura Gómiz, la presidenta de Invercaria, la sociedad de capital-riesgo dependiente de la Junta de Andalucía, le dio a uno de sus colaboradores más directos las claves para entender las razones por las que una empresa de este tipo tenía cabida en el entramado solitario de la Junta. A 40 millones de euros, más de seis mil millones de las antiguas pesetas, se eleva el último fraude destapado en la administración andaluza. La reacción de Griñán, como no podía ser de otra manera, matar al mensajero y negar. Decía ayer un conocido comentarista político y no puedo por menos que estar totalmente de acuerdo con él, que el problema no es ya el montante del fraude sino la desprotección del ciudadano frente a las corruptelas asociadas al comportamiento personal de un gobernante o, peor aún, al método pensado únicamente para evadir la norma y perpetrar la arbitrariedad.
La Junta de Andalucía y el PSOE, ya lo imaginarán han reaccionado atacando la filtración. Como se actúa siempre en estos casos, la defensa ha consistido en acusar al adversario de manipulación para desestabilizarlo en vísperas de unas elecciones autonómicas. Nada nuevo bajo el sol. Lo verdaderamente complejo ha de resultar ahora dar cuenta de la necesidad de una empresa de capital- riesgo en una comunidad autónoma con las carencias de la nuestra en materia sanitaria y educativa o los criterios establecidos a la hora de "repartir" - léanlo entrecomillado- las subvenciones. Así se explica como la citada Gómiz le señalaba a su alto directivo la "inexistencia de un procedimiento" lo que daba vía libre al reparto indiscriminado de los fondos al no existir unos criterios formados para su reparto. Los destinatarios, así las cosas, pueden ustedes imaginárselos entre familiares, compañeros de partido o, simplemente, vecinos con capacidad para hacerse los encontradizos. Ya lo dijo la ex ministra Carmen Calvo: el dinero público no es de nadie. Y algunos se lo tomaron al pie de la letra.