Pregón y cuenta nueva






Ayer, a pesar del golpe electoral con que se cerró el día, fue para mí un día muy especial. A mediodía, en la parroquia de San José, pregonaba la Semana Santa un hermano muy especial. José López Vázquez - Pepe López – desgranaba, con el acompañamiento de la Banda de Música municipal, sus sentimientos de cofrade. Estuvo, Pepe, en su pregón, como es él como persona: cercano, amable, sincero, entrañable, honesto y amigo de sus amigos. Fue, para quienes no hemos vivido aquellos años, una catarata de recuerdos personales, de anécdotas y de generosidad con sus compañeros de viaje de aquellos y estos años. Dio una lección de amistad por encima del tiempo y la vida y nos emocionó con su emoción y sensibilidad. Quiero felicitar desde aquí, con su permiso, a toda su familia y a quienes tuvieron la inteligencia y el acierto de elegirlo para ello.
La tarde, sin embargo, fue larga. Muy larga. Andalucía, al menos así lo han pensado una gran mayoría de andaluces, necesitaba un cambio y éste no se va a producir. La victoria pírrica de Arenas no permitirá que el gobierno de la comunidad autónoma cambie de manos. Romper lazos con la historia no hace sino que ésta continúe con una pinza de la izquierda de compleja predicción. Habremos de encomendarnos a IU, manda carallo que diría el gallego, para que la trayectoria de escándalos socialistas que nos han afectado hasta la ruina finalicen de una vez por todas. Y al llegar la noche, quienes habían sido los grandes derrotados en las urnas, haciendo una curiosa lectura de los resultados entonaban el “no pasarán” tras ser casi doblados en votos y Pepe López, otra vez él, consolaba a los ganadores que no alcanzarán la tierra prometida por ahora.